jueves, 1 de enero de 2009

El gen social


¿Quiénes hubiéramos sido sino fuéramos quienes somos? ¿Todo está en nuestra genética? Como yo lo veo nada tiene que ver la sangre en todo esto. Según entiendo se pone en evidencia la existencia de un gen social. ¿Por qué no somos las personas más ricas del mundo o las más pobres? O si lo somos: ¿Por qué no somos santos ni asesinos? ¿Es quizás una cuestión de tiempo? Como yo lo veo tampoco el tiempo tiene mucho que ver con nuestro destino. Se me ocurre una manera simple de explicar pero seguro despertara muchas refutaciones, así y todo aventuro mi hipótesis.


Una vez me supieron decir que la existencia del bien y del mal se legitimaba por la existencia de la conciencia humana. Si un día alguno de nosotros le quitara la vida a otro ser humano nos veríamos sometidos por un parafernálico sistema legislativo que nos haría sentir todo su burocrático peso. Mas si un animal mata a otro para comer en la naturaleza se consuma el equilibrio, todo sigue un orden preestablecido y se mantiene la normal evolución de la vida. Con esto no quiero decir que nos matemos unos a otros, muchos menos propongo un Darwinismo social donde prevalece la subsistencia del mas fuerte, nada mas trato de sentar el precedente de que la conciencia humana es la única creadora y acérrima defensora del bien y del mal a mi poco erudito modo de entender. Dichos parámetros no existen en todo el caos formador del universo ni en su constante movimiento. Todo suceso esta signado solo por la acción y es parte de la consecución de un ciclo. No me quiero seguir inmiscuyendo en un tema como este dado mi falta total de estudio con respecto al mismo y solo me arriesgo a esbozar estas ideas para explicar algo que siento a sabiendas de lo difícil que esto resulta.



Con todo esto quiero que quede claro que no niego la existencia del bien y el mal sino que emparento directamente a la conciencia humana y lo tremendamente subjetivo que esta puede ser. Por ejemplo: En un día de lluvia pasa un auto a toda velocidad por una esquina donde estamos parados y nos empapa completamente. Este suceso visto desde nuestro punto de vista, los empapados, podría estar perfectamente enmarcado en las sendas del mal, de lo injusto mereciendo así toda condenación, reprobación y oprobio. Vamos a cambiar el punto de vista y verlo desde el conductor que esa mañana se despertó por los quejidos de su esposa quien le manifestaba que estaba pronta a dar a luz y no habiendo un servicio de emergencia médica de inmediato tomo las llaves del auto, cargo a su señora, el bolso y salió a toda velocidad hacia el hospital con la desesperación propia del hombre en estas situaciones. Este suceso a mi modo de ver esta perfectamente enmarcado en las sendas del bien, de lo que es justo mereciendo la valoración positiva de una buena acción, aprobación y honra. Sin poner juicios anteriores de lo que se pudo hacer para prevenir esta situación, ni posteriores que lo verían a la luz de la legislación humana y con más tiempo, solo me remito a que piensen en esos cinco segundos en que esto sucede y se pongan en lugar del empapado y del marido desesperado y traten de decir lo que está bien y lo que está mal. Lejos de no descartar la inocencia de este ejemplo y de no someterlo a los planteamientos posteriores de las leyes, me remito solo al pensamiento primigenio y presente, el que nos embarga en el momento en que esto sucede.


Espero haber sido todo lo claro que puedo ser a pesar de la torpeza que puedo tener con las palabras: el bien y el mal solo existen porque existe una conciencia humana quedando completamente descartados estos conceptos en el transcurso de la naturaleza y los movimientos del cosmos. Si en la inmensidad del universo fuéramos testigos de la completa extinción de una galaxia lo veríamos como un hecho asombroso y este suceso sería analizado desde distintos puntos de vista como lo religioso, lo científico, lo esotérico y tantos otros. Si la galaxia que se extinguiera fuera la nuestra y esto lo supiéramos cinco segundos antes de que esto sucediera solo lo podríamos analizar o vivenciar desde el punto de vista de lo maligno ya que esto traería aparejado nuestra propia muerte. De más está decir que la muerte es algo que el profundo e infinito ego de nuestro ser nunca pudo asimilar. Si de nosotros dependiera nuestra existencia debería ser eterna. Con nuestro disfraz se falsos dioses no nos damos cuenta que somos parte de un todo y estamos sometidos a un mismo destino. No somos nada, somos todo. No somos muchos, somos uno.


Volviendo al comienzo de esta reflexión y al verdadero motivo que me llevo a escribir. Volviendo a un aspecto mucho más mundano mi planteamiento con respecto al bien y el mal es que no está directamente relacionado con nuestra genética humana sino que reaccionamos al entorno social que nos rodea, aquel en donde nos toca desenvolvernos, lo que llamo genética social. Para ser más claros, no nacemos malos o buenos por nuestros genes biológicos. A mi modo de ver existe un gen social que es el formador de nuestro carácter, de nuestra conducta y comportamiento. Solo la providencia permitió que hoy este escribiendo estas líneas. No intervino bajo ningún aspecto alguna cualidad genética biológica superior de la que fuera poseedor para que esto sucediera. Tampoco nuestra situación social es un producto directo de nuestro esfuerzo y empeño. El hecho que el grupo de átomos que conforman mi ser este ocupando este lugar nada tiene que ver con mi conciencia del yo, sino que simplemente en este lugar donde deben estar. En nuestra existencia más primigenia tan solo somos parte del universo y solo nuestra conciencia de un yo nos da la creencia de que no debemos compartir su mismo destino. Es por ello que creo que si uno se vio agraciado con una situación social potenciadora del intelecto y no tuvo que verse obligado a desarrollar solo su sentido de subsistencia nos cabe el compromiso de una acción equilibrante. No existen seres humanos genéticamente malos o buenos en el momento de su nacimiento. Compartimos el mismo destino del universo y nos atañe el compromiso de no permanecer autistas e indiferentes ante la miseria humana. Debemos participar, ocuparnos, no dejarnos avasallar por la rutina y tomar conciencia que no somos centro sino parte, y que nuestra existencia como tal, se ve intrínsecamente ligada a la existencia de un todo. No creamos ni por un instante que existe algún merecimiento personal por nuestras elecciones y voluntad, nuestros esfuerzos y empeños, por el cual ocupamos el lugar que estamos ocupando. No hay en todo el universo un átomo más importante que otro mas si faltara uno, este no sería el mismo. No hay en el mundo una persona más importante que otra más si faltara una, este nos seria el mismo.


el chunkano

1 comentario:

Esculapio Hijo del Sol dijo...

Hola Ramón te escribe Roxana,que tengas un feliz 2009,te comento que he creado un segundo blog es de medicina porque estudio medicina puedes dejar un comentario.Mi blog es:
http://esculapiohijodelsol.blogspot.com/
Esculapio es el Dios de la Medicina
Me despido que tengas un hermoso día.Roxana Miriam González de la Ciudad de Rosario