viernes, 5 de diciembre de 2008

La injusticia no esta tan lejos


Siempre hay una opción. Siempre se puede decir no a una injusticia. Siempre se puede decir si a la verdad. Siempre se puede revertir el silencio tan solo con una palabra que diga que estamos aquí. La luz de la estrella más bella deja de brillar si cerramos los ojos. En este mundo que hemos creado, en esta sociedad apática donde sucumbe a diario la humanidad de la humanidad, vivimos inmersos bebiendo de nuestra propia sangre, ahogando nuestras conciencias; pero a pesar de todo esto hay una elección que nos puede hacer libres, el soberano derecho que tenemos de la acción ante la quietud. Existen los caminos para retomar la senda del sentido común, aquellos que pueden redimir el alma que aun nos queda en el corazón retorciéndose de tristeza. El precio que se paga por romper la hegemonía del mal puede ser la vida misma. La vida misma que en el mejor de los casos es la de nuestro cuerpo, mas la mayoría de las veces el precio son esos harapos de un espíritu que vaga errante nuestro existir. Entonces ¿No es un acto soberbio sostener tal afirmación?: siempre hay una opción.


Las máquinas del mal marchan con los engranajes bien aceitados con nuestra indiferencia. Ellas marchan alentadas a diario por resignaciones pasadas, presentes y futuras. El capitalismo y sus dogmas mantienen nuestros ojos vendados con el consumismo a ultranza. Por eso debemos romper esta quietud con acción, dando todos nuestros esfuerzos. No solo el éxito de nuestros cometidos logran fruto sino también nuestros esfuerzos. Todos nuestros esfuerzos. Todos nuestros intentos y esfuerzos significan ante una injusticia radicada, su falta de legitimidad. Aquellos esfuerzos que en un primer momento parecían tener un destino halagüeño y que luego cayeron postrados ante el desanimo por su final insatisfactorio, tambien son, no solo necesarios sino impresindibles. Todos nuestros esfuerzos son parte de nuestra vida. ¿Qué es, sino nuestra respiración, mas que la constante lucha del ser por escapar a la quietud del cosmos? Si hay una verdad que es irrefutable, ésta es la muerte. Desde el mismo momento en que nacemos, por el mero hecho de haber despertado la vida sabemos que esta tendrá fin como la conocemos. Que llegara el momento en que daremos nuestro último suspiro del mismo modo que dimos el primero. Sin embargo no por ello dejamos de respirar. Resistimos los embates del destino a fuerza de llevar oxigeno a nuestros pulmones diariamente. Por momentos perdemos el rumbo, se nos desdibuja el porqué estamos vivos, mas no por ello dejamos de respirar. Mientras dudamos seguimos apostando a la vida con una nueva exhalación.



La realidad que nos toca vivir es dura y estoy seguro que si nos remitimos al terreno de lo personal lo es más todavía. Pero si hay algo que nos dice la historia es que después cada luna llega el sol, después de la muerte nace la vida, que todo tiene un ciclo y que todo comienzo es un final y viceversa. Mas si esta todo ya plenamente estipulado por un destino premeditado, si en los planes de dios esta todo resuelto: ¿por qué hemos de esforzarnos por cambiar las cosas que están signadas por fuerzas superiores a nosotros? A mi modo de ver no se puede detener un rio, pero podemos variar su curso, podemos alterar su cauce. En cada intento por no dejarnos llevar por la corriente ya hemos alterado la historia. Que nos digan que no se puede mas nunca lo creamos. Sabemos que nuestra realidad es adversa mas no dejemos intentar cambiarla al igual que no dejamos de respirar en este momento por más que sabemos que hemos de morir.



La sociedad nos nutre de necesidades insatisfechas de nuestros semejantes, de injusticias aberrantes, de olvidos imperdonables, de testimonios de miseria, de silencios históricos, de felicidades aparentes, de inconsciencia, de indiferencia y de apatía, nos muestra un panorama de todo el mal que somos capaces de hacer como seres humanos. Pero esto lejos de sumergirnos en un profundo pesimismo es la causa, el motivo primordial por el cual seguir vivos, intentando una y otra vez, no ser acólitos del desanimo, desafiando de manera constante la quietud con el irreverente caos de nuestra vida. A fuerza de palabras, de hechos, de acción, de presencia, diciendo aquí estamos y somos la diferencia, seremos la cura de esta epidemia de indiferencia. Hemos sido agraciados con don de la vida y ella nos reclama para que la preservemos. Durante un instante en la inmensidad del tiempo la pequeña porcion de materia que somos ha sido bendecida con el aliento de dios. Siempre hay una opción. Siempre se puede decir no a una injusticia. Siempre se puede decir si a la verdad. No al silencio cómplice y encubridor, no a las verdades a medias, no a la quietud aterradora del miedo. Si a una mano tendida, si al abrazo reparador, si a la esperanza y a la fe en nuestras creencias, si al movimiento generador de vida. Por todos los credos, por todos los pueblos, dejemos que sepan lo que creemos, lo que sabemos, lo que pensamos, lo que sentimos. Que enseñemos a nuestro corazón a buscar la felicidad pero no a costa de callar sus tristezas. Que la muerte el día que se presente no nos encuentre solo respirando, sino también viviendo y con un corazón gastado de tanto luchar por lo que creemos justo.


"Que dignidad tan grande la de creer siempre en la vida
con solo ver una flor brotando entre las ruinas".... León Gieco.

el chunkano


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martes, 18 de noviembre de 2008

Mi viejo, mi vieja y yo



Ya ha pasado casi un mes del fallecimiento de mi madre. Junto con el de mi padre son esos lutos que uno lleva toda la vida. El día de su partida me preguntaban como estaba, que sentía y tantas preguntas más de esa misma índole. Luego de contestar durante toda la noche que estaba bien mi conciencia me reclamo una respuesta un poco más profunda. ¿Realmente estaba bien? Al día siguiente respondí que este momento eran uno de los momentos más felices de mi vida teñidos de una inconmensurable tristeza. Es que siempre crei que la felicidad no significaba solamente alegria. Uno de los íconos de la felicidad podía ser una sonrisa pero tambien podía ser retratada con una lágrima ¿Cómo no estar feliz de que su sufrimiento haya terminado? Durante todo el tiempo que duro su padecer, casi veinte años, sufrió más que la enfermedad. Sufrió el abandono, la indiferencia, la soledad en un grado tan alto que no encuentro palabras para contarlo. Ni amigos ni parientes quisieron verla. Paso sus últimos veinte años hablando con mi viejo y conmigo. Son en estos momentos aciagos en que pongo en duda la existencia de algún dios, la existencia de la justicia y del merecimiento de estar vivos que tenemos como raza. Por eso quiero que no se me tome como un hereje si digo que el fallecimiento de mi vieja me hizo feliz. Esa mañana de domingo sepultamos mucho más que su aguerrido cuerpo. Sepultamos su dolor, su soledad, su incomprensión de porque ninguno de sus parientes y amigos no tuvieron unos minutos para verla en veinte años. Sepultamos también mi odio tan acérrimo hacia todos ellos. Se puede decir que ella y mi padre me liberaron a través de su amor de todas las maneras posibles en que se puede liberar a un hijo. Me liberaron de la miseria cuando mis padres biológicos me desecharon, me liberaron de todos esos golpes que la vida tenia destinados para mí, me liberaron de no conocer el amor, me liberaron de las ausencias y finalmente mi madre se llevo con ella la profunda amargura que produce el odio en el corazón humano, ese odio que durante años había crecido en mi corazón por el abandono que sufrió de parte de amigos y parientes. Con ellos se fue toda la familia que yo tuve en este mundo. Igual que mi viejo, mi vieja era la mejor madre del mundo, de este y de otros tiempos. Tenía un carácter fuerte, enérgico y su fuerza de voluntad era una de sus grandes virtudes. Con decirles que la muerte fue tan cobarde que para llevársela tuvo que esperar a que estuviera dormida.




Como dije antes estoy feliz aunque con una tristeza que no me cabe en el cuerpo. Mis lazos con esta vida no fueron nunca de sangre ya que fui adoptado de pequeño. Por eso aprendí a forjar el amor como mis viejos sin depender de tales vínculos, es por ello que el día del fallecimiento de ambos allí estuvieron ellos, como siempre, mis amigos. A mis amigos les adeudo mucho más que gracias, tengo una deuda de esas que no se pagan ni en cien vidas.

De noche me tomo la licencia de imaginar que el tiempo no pasó, que yo sigo montado en un burro en alta gracia, que ellos me siguen cuidando como siempre, que mi viejo va entrar por la puerta con un juguete para mí y que mi vieja me va preparar esos tomates con orégano que, la verdad, nunca me gustaron.

el chunkano

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lunes, 4 de agosto de 2008

Entre arreboles, Moras y chicharras


El arrebol de las tardes de Alta Gracia cobijó mi niñez. Entre moras y luciérnagas se debatía la noche que, de tan cercana, ya era patente. Aún así algunos rayos rebeldes de luz permanecían en el ocaso, creo yo, para no dejarme a oscuras, al menos no hasta que llegue mi mamá a buscarme. Es que no dejaba piedra sin levantar, conocía a todos los bichos bolitas del lugar, ciempiés y arañas culonas, hormigas y lombrices. Cada uno tenía su respectivo nombre pero no por genero sino por bicho. Cuando se acababan los nombres empezaba a nominarlos por el nombre y primero, segundo y así sucesivamente.

Aprovechaba hasta el último aliento del día para escudriñar el campito. Si en la universidad hubiera habido la carrera de bichosofía seguro que ya estaría recibido. Los campitos era lugares de otros tiempos, eran portales hacia la aventura, una dimensión de sueños, era el escondite de las siestas, era trincheras de combate cuando chicos de otro barrio llegaban a invadir el nuestro. Por supuesto, para los refutadotes de sueños, era ese sitio que ocupaba la mitad del manzano lleno de yuyos y alimañas que eran necesarios limpiar cuanto antes. Pero el futuro me tenía sin cuidado. Me levantaba por las mañanas pensando en buscar vaya a saber que.

Poco a poco, y esto no lo supe hasta que crecí, se acercaba la civilización. Primero fue que desmontaron una parte del campito. Esto lejos de entristecernos a los pibes del barrio nos alegró por que con un par de palos que plantamos en la tierra hicimos una canchita de fútbol y aprovechamos que estos buenos señores, que no sabíamos de donde habían salido, nos habían limpiado el lugar. Fueron muchas las tardes de rodillas lastimadas y de discusiones sobre para quien jugaría el Josecito. Josecito era el más grande de tamaño entre nosotros pero irónicamente lo llamábamos por su diminutivo, aunque por esos tiempos no sabía que quería decir irónico ni diminutivo.


Fueron muchas las tardes donde en la escuela del potrero aprendimos a jugar al futbol. Esto fue hasta que en una de ellas, después de tomar la leche, nos llegamos hasta la canchita pero ya no estaba. En su lugar había otros señores, que tampoco sabíamos de donde habían salido, que vinieron con unas máquinas a meter mucho ruido y había un camión que bajaba muchos ladrillos. Día tras día durante toda la semana volvíamos al lugar a ver si estos señores se habían ido y no, seguían allí.

Llegado el sábado fuimos hasta nuestra usurpada cancha de fútbol y los señores no habían venido. Esperamos un rato merodeando por el lugar. Al darnos cuenta que no aparecían entramos. Descubrimos que nos habían hecho un hermoso regalo. Habían cavado mejores trincheras que las nuestras. Cuando nos metíamos en ellas solo se nos veía la cabeza y si nos agachábamos bien éramos capaces de escondernos hasta de los ojos de dios. Nos dejaron también los ladrillos para que hiciéramos nuestro fuerte, cosa que no tardamos en construir. El domingo tampoco vinieron y supusimos que no vendría más esta buena gente. Aprovechamos que nos habían dejado una canilla para abrirla en forma completa y hacer un río con represas y todo. El agua corría por las tardes, por las cunetas y se llevaba con ella algún que otro barco de papel. Corría y era un reloj, de agua, que marcaba el tiempo de nuestra infancia. Trincheras, fuertes y ríos: ¿Qué más se podía pedir?

Llegado el día lunes los señores habían vuelto pero ya no nos molestamos porque sabíamos que estaban construyendo algo para nosotros. Esperamos hasta el fin de semana y volvimos al lugar.


De esto hace ya como cuarenta años y aun no puedo olvidar el olor a verde dominado por las moras, a mis amigos ni a la chica que gustaba de mi, los carnavales de mi barrio, las primeras luciérnagas del ocaso, las chicharras y los sapos con sus armoniosos cantos, los gritos de mi madre llamándome...... si aún me parece oírlos: jorgeeeee, jorgitooooo......

el chunkano

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sábado, 26 de julio de 2008

Las dos caras de una misma moneda


Esta es una reflexión inspirada por un oportuno comentario de feripula conjuntamente con una hermosa experiencia vivida en estos días.


Tengan por seguro que si recibiera tamaña suma de dinero sabría en que usarla. Con esto quiero hacer referencia a mi post anterior("Por un millón de dolares"). Como dice mi amiga feripula se podrían saciar necesidades primarias como lo son el vestido y el alimento de los sectores más afectados por el flagelo de la pobreza. Hoy me tope con una de las experiencias mas grandes de mi vida, empecé a hacer una labor solidaria en un barrio carenciado de mi ciudad. Esta gente tiene muchas necesidades básicas insatisfechas y estoy seguro que un dinero así les serviría para apalear aunque sea un poco tanta miseria. Aunque descubrí también que carecen de algo que es completamente gratis y que les podríamos brindar cuando queramos: nuestra atención. Reparar en la existencia de otra persona es una de las formas más bellas del amor, reconocernos y reconocer nuestras miserias en las de ellos como un espejo es una actitud que no solo enaltece el alma humana sino que muchas veces la salva, la redime. Con esto quiero decir que sus miserias hablan de nuestra indiferencia, hablan de nuestra falta de amor por la vida, hablan de un alma que elige estar ciega antes que dispuesta. Siempre sostuve que las personas que tuvimos la “suerte” de recibir una educación digna nos competen responsabilidades mayores que las que no la tuvieron. Mi amigo Guri me supo decir que el uso de las comillas era innecesario si la idea que expresada era lo suficientemente clara como para poder evitarlas y este no es mi caso. Por eso puse especial énfasis en la palabra suerte. Una vez me supieron decir que la miseria de la gente es directamente proporcional a su actitud de vida. Para decirlo con palabras mas sencillas me dijeron que pobre es el que quiere. En frases como esta se ve patente los síntomas que produce el capitalismo, nos pudre el cerebro hasta dejar nuestra conciencia hecha migajas. Produce la discriminación de aquellos que “no quieren” una cultura y un nivel de ingresos mayor. Espero que se haya entendido el sentido irónico de la oración anterior. Lo que no llegamos a entender con toda nuestra sapiencia es que nuestro mundo es nuestro cuerpo y que si se enferma el dedo gordo del pie se enferma todo el cuerpo. Dicho de otra manera: si la parte mas pobre de nuestra sociedad padece la indiferencia de la parte más afortunada la enfermedad sigue afectando a ambas, a la sociedad en su conjunto. La voracidad de estos tiempos nos ha llevado a buscar una salvación individual. El individualismo como tal es la marca más evidente de la globalización. De a poco se van borrando las fronteras, las idiosincrasias de los pueblos dejan de serlo y le dan paso a una manifestación individual. Creemos que el mejor legado que le podemos dejar a nuestros hijos, a nuestras generaciones venideras es un buen pasar económico, un techo y una buena educación pero sepan que eso es solo el principio a mi entender. Debemos dejarles también una conciencia de pueblo como la que tenían los aborígenes de nuestra tierra, los antiguos dueños de las flechas como decía Yupanqui. Debemos sabernos hermanos y comprender el sufrimiento del otro como nuestro. Debemos desterrar de nuestras almas el sentimiento nocivo de la resignación que nos hace lucubrar un futuro solo de algunos, por que aparte de tétrico es inverosímil.


Cuando llegue a “Promesas del norte” me encontré con una realidad que la sabía en conciencia más no en la piel. Promesas del norte es una pequeña biblioteca, un club de futbol que le da cabida a la niñez desdeñada de esos barrios más apartados en mi pueblo, un barrio de gente laburante y signado por la urgencia del alimento diario. Una labor de un grupo humano que sabe que las salvaciones no son individuales y que las promesas deben ser cumplidas, especialmente aquellas que atañen a los niños. El tiempo que se dispone para llevarlas a término es escueto como así también precioso. Me propusieron antes de que comenzara con mi pequeño taller de música, que si dios esta de mi lado llevare a cabo, que hiciéramos publicidad para que los niños asistan a lo que accedí por parecerme una buena idea en primera instancia. Cuando llegue al lugar me encontré con una pequeña edificación en medio de un descampado cohabitado por una canchita de futbol. Mire a mi alrededor y no había nadie y me sentí muy solo y me llegue a preguntar que era lo que hacia allí. Dos minutos pasaron cuando llego la respuesta de manos de dos hermanitos que se pararon en la puerta, como duendes salidos de cuentos, empezaron a preguntarme quien era yo con una desfachatez encantadora. En diez minutos me rodeaban veinte chicos reclamándome que les prestara atención por que ni siquiera sabían de mi proyecto de enseñarles algo de música. Allí comprendí mi ceguera. Si algún tipo de publicidad debíamos hacer no es para que los niños se lleguen hasta el lugar sino para que nosotros lo hagamos. Reclaman nuestra presencia, nuestra atención. De seguro si abrimos los ojos los veremos en los lugares más inimaginables esperándonos, llamándonos.




No soy un fanático anticapitalista pero se reconocer una enfermedad cuando la siento. Un sistema que propone entre sus dogmas la existencia de ganadores conlleva la existencia de perdedores. Los perdedores, los relegados por este sistema están allí, siguen allí, perfectamente enmarcados por el sistema por que las cosas son así y no voy a venir a querer cambiarlas yo, ¿no? Pero sepan una cosa, yo si quiero cambiar algo, quiero cambiar yo y mi entorno social. La justicia es una aspiración que requiere de acción y no solo se proclama. Si he decidido participar en esta empresa no es por que tenga cualidades humanas excelsas de las cuales vanagloriarme sino en defensa propia. Por favor busquen a la persona mas necesitada que tengan a su lado, extiéndele tu mano, ayúdenla, de seguro nos esta esperando y no esperemos que el problema desaparezca porque seria un suicidio por que el problema somos nosotros.


el chunkano

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lunes, 21 de julio de 2008

Por un millón de dolares

Días pasados me preguntaron qué haría si por un azar del destino, por buena fortuna o suerte, yo ganara en la lotería o en cualquier juego lúdico un millón de dólares (por decir una cifra). Mas allá de fantasear y bromear en el grupo de amigos en el que surgió esta pregunta, más allá de soñar las cosas fantásticas que realizaríamos con tamaña suma de dinero, dicha pregunta siguió en mi conciencia horas después cuando la soledad me dejaba escuchar todavía el eco de su incógnita entremezclada entre risas y sarcasmos: ¿Qué haría si ganara un millón de dólares?

Muy entrada la noche y lejos de mis amigos la pregunta adquirió cierta seriedad y le di la oportunidad de que obtuviera una respuesta más coherente. Me dije que me compraría una casa mejor pero después pensé que esta es la casa que construyo mi viejo con sus manos para mí, para que, como él deseaba, no me faltara nada y que si algún día la vendiera tendría que tener una razón muy fuerte para desprenderme de ella. Es más, me atrevo a decir que solo me desprendería de ella si esto significara que en otro lugar podría encontrar más felicidad que aquí, porque además de que no me faltara nada, mi viejo quería que fuera feliz. Así que descarte de plano la posibilidad de que si ganara ese dinero me compraría una casa.

También me dije que me compraría un auto para poder ir a donde quisiera, para poder conocer mi país o salir de vacaciones. Después pensé que en este momento de mi vida en realidad no necesito ir a más de veinte cuadras de mi casa, tengo dos bicicletas a falta de una y que si tengo que salir de viaje dispongo del transporte público para llegar a donde sea con la libertad extra de no salir y estar preocupado constantemente por el auto. Es que es bien sabido que mientras más bienes materiales tenemos más estamos atados a este mundo, a sus exigencias en pos de una seudo felicidad y a los cánones dictatoriales del capitalismo. No estoy en contra de que tengan un auto solo agradezco que no sea una necesidad para mí.

Después pensé en las mujeres que podría tener si tuviera esa cantidad de dinero y me di cuenta que a esta altura de mi vida no necesito la satisfacción que puede brindar el sexo por dinero y que el sexo no es nada si no lo tengo con aquella mujer que deba ser la compañera de mi vida. Después pensé en las fiestas interminables llenas de alcohol y buenos amigos hasta altas horas de la noche pero afortunadamente para eso el dinero que tenemos todos nosotros nos alcanza y sobra.

Después pensé si un millón de dólares podrían volver a la vida a Libio Nereo Zangrandi, un amigo mío de Mendoza que conocí en Merlo (San Luis) fallecido días pasados antes de que nos llamáramos por teléfono como era nuestra costumbre todos los veinte de julio. Pero que me di cuenta que ni mil millones alcanzarían para volverlo a la vida ni a él, ni a mi viejo ni a todo ser querido que fue apartando de mi lado. Lentamente entre a descubrir la inutilidad del dinero en lo que verdaderamente importa en la vida.

Todo intento que había realizado para justificar la tenencia de este dinero había fracasado así que decidí cambiar mi planteamiento y me pregunte que dejaría de hacer en mi vida si ganara un millón de dólares.

Empecé por plantearme si dejaría de lado mi vocación, la música. Descubrí que sencillamente seguiría dando clases de guitarra y bajo porque me gusta. Además del rédito económico que me representa es uno de mis motivos para vivir. Debo aceptar que acondicionaría un aula mejor para atender mejor a mis alumnos pero en esencia nada que un poco más de tiempo y perseverancia no me brinde. También me plantee si dejaría de hacer música en público y la respuesta fue que no porque hace mucho tiempo tuve la suerte de entender que la música es un idioma, es una forma de comunicarnos. Así que cualquier suma de dinero no va a aportar una nota a la música, ni una coma a las letras que tengo hace tiempo compuestas.

Hace poquito tiempo comencé una labor en “Promesas de norte”, un dispensario ubicado en las afueras del casco céntrico de nuestra ciudad donde espero satisfacer aunque sea una pequeña parte de las necesidades artísticas de estos niños excluidos del sistema por las reglas del capital. Por supuesto que no dejaría de hacer esta labor y debo reconocer que un poco de dinero no vendría mal, pero nada que no pueda llegar a nivel gubernamental si se tocan los hilos correctos.

También me pregunte si dejaría a mi madre y la internaría en un asilo o en un geriátrico y me di cuenta que no la dejaría sola nunca por que ella no me abandono. Ella, junto con mi amadísimo padre, me adoptaron, me eligieron y les aseguro que nadie estuvo tan tocado por dios, nadie tuvo tanta suerte como la tuve yo de que se interpusieran en mi vida. Es probable que contratara más tiempo a una señora que viene todos los días y charla con ella y le da la leche, tratando de suplir el vacío plagado de tremenda crueldad dejado por mis parientes maternos a los que solo dios podrá perdonar por tamaño pecado.


Todo intento que había realizado para justificar la tenencia de este dinero había fracasado. Me di cuenta que en mi vida estaba haciendo muchas cosas que me hacen feliz donde no se necesita la presencia del dinero (espero que no se me tilde de egoísta por no pensar en todo el bien que se puede hacer con una suma de dinero tan considerable, esto es solo un planteamiento que me sirvió a modo de obtener una reflexión personal). Pensé que me serviría para pagar mis deudas pero lo que yo le debo a la vida no se paga con dinero. Descubrí que el dinero no sirve para comprar vida, tiempo, salud, amor, fidelidad, amigos, paz y tantas otras cosas verdaderamente necesarias. Llegue a la conclusión de que sin excesivo dinero estoy haciendo la vida que siempre quise. Tengo amigos, trabajo y gracias a dios en lo que me gusta, mi madre está bien y lo irremediable de esta vida no se cambia con dinero. Tengo tambien un poco de penas y tristezas que me mantienen despierto y una soledad de la que nacen estos momentos. Me falta una compañera a mi lado, pero: ¿Qué sería de nuestra vida el día que no tengamos un sueño por alcanzar?


el chunkano

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domingo, 29 de junio de 2008

Mi amigo Marianito Marco

Aquí me ven junto a mi gran amigo Marianito Marco, un ser por el cual guardo un profundo aprecio, un inmenso cariño. Somos del mismo signo así que a pesar de nuestra diferencia generacional nos entendemos bastante bien. Bueno sería que dejara de guardar tanto respeto y cariño por él y se lo demuestre un poco mas, en fin. Es por ello que hace un tiempito atrás grabamos en el "taller musical el chunkano" una bonita zamba de Peteco Carabajal, mis sueños. Por éste motivo los invito a que disfruten de su canto y su guitarra, de su música y de arte, de su auténtica manera de decir la vida y de su no menos desfachatada manera de hacer cantar a su corazón.









el chunkano

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martes, 17 de junio de 2008

Tren para todos

Tenes la oportunidad de hacer algo antes de que sea tarde

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el chunkano

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Don pedro Serrano, mi viejo


Por más que cante (Zamba)

A don Pedro yo le canto
Son solo astillas mis versos
Si no hay leña que avive
Tanto fuego.

A don Pedro yo le canto
Para mirarlo de cerca
Había que tener limpia
La conciencia.

A don Pedro yo le canto
Mi copla no haya consuelo
Y por mas que canto y canto
Mi tristeza llega al cielo

A don Pedro yo le canto
Se me hace eterno el silencio
Si su aplauso y su risa
Sigo oyendo.

A don Pedro yo le canto
Ya puede descansar tu alma
Le dijo dios en sueños
Todo has hecho.


A medida que pasa el tiempo desde la partida de mi viejo mas sentido cobra la palabra silencio. De seguro uno de los caminos que no podemos dejar de transitar en esta vida es la partida de un ser querido. La relación que nos unía a mi padre y a mi, era mucho más fuerte que un lazo de sangre ya que él me eligió, él tomo la valiente decisión de no dejarme librado a mi suerte, en pocas palabras, me adopto. Por eso creo que el lazo que aun nos une en el presente es el del profundo amor. Muchas noches lo sueño pero lejos estoy de sentirme mal la mañana siguiente. Para mi, su imagen en los sueños que tengo lejos esta de ser una experiencia fantasmagórica o tétrica, me produce un profundo regocijo el reencontrarme con él aunque sea de esta manera rayana a la locura. Mi casa esta llena de retratos de mi viejo por que solo en su mirada encuentro cálido abrigo ante la adversidad. Son tantas las cosas que les puedo contar de él como las que calló. Y es que de las huestes de la humildad mi viejo fue un gran soldado. Pero no solo en mis sueños vive. A diario, en las decisiones que tomo con respecto a mi vida, su sabiduría muchas veces endereza mis malos pasos retornándolos a la buena senda. Levanto los ojos al cielo y descubro en la soledad de este universo el grato don de la vida que se nos ha regalado. En esos momentos me doy cuenta por que mi viejo hizo lo que hizo, vivió como vivió, él supo honrar esta vida. El supo desde su incipiente escolaridad de sexto grado comprender las cosas y enseñarme mucho más de lo que yo pude aprender. En estas épocas vacuas de ideales lo suficientemente nobles para entablar una cruzada se me antoja que el recordar su memoria es un excelente motivo para vivir. El supo salvarme de todas las maneras en que se puede salvar a alguien. Mi admiración es gratitud, mi gratitud es amor y mi amor, memoria y recuerdo. Hay parámetros con lo que se miden nuestras acciones mas allá de leyes humanas, naturales o celestiales. Hay voces que quedan adheridas a nuestras conciencias de por vida y nos aturden con sus socarronas verdades. Es por eso que en estos días me carcome una pregunta que de seguro me haré toda la vida: ¿Se sentirá orgulloso de mí?

el chunkano

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lunes, 9 de junio de 2008

Mi sueño invernal (Vals)

En este berretín de andar por este mundo compartiendo lo que el corazón le dicta, tomo una bocanada profunda de locura y suspiro como enamorado todas sus penas.


Mi sueño invernal (Vals)

La muerte ansiosa está, ya me siente llegar
con mi absurdo disfraz, él de eternidad
Y en mi alma, equipaje del mas allá,
nostalgias guardadas para recordar.

La canción que de pibe supe tararear
con su nota final me querrá salvar
de tanta derrota y mi soledad
Silbando bajito ya me iré a olvidar.

Ando esta noche cantando
secretos que mi alma calló
Se que me andas buscando
pastor del sueño invernal
Mi vida peleando
solo así tendrás.


Fue la felicidad, solo una deuda más
que la vida en su afán me debió pagar
con el amor de una buena mujer
No quiero revanchas, total ¿para qué?

Ando esta noche cantando
secretos que mi alma calló
Se que me andas buscando
pastor del sueño invernal
Mi vida peleando
solo así tendrás.


chino serrano



el chunkano

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sábado, 7 de junio de 2008

No solo de pan vive el hombre, también de circo.




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Somos hijos de la tierra
la tierra es nuestra madre
Somos todos sus dueños
Somos los caprichos
del alfarero universal,
que entretejió el polvo
de las estrellas
y con mucha esperanza
su soplo de vida dió.
Somos hijos de la tierra
La tierra es nuestra madre.



Por Osvaldo Bayer


Desde Bonn, Alemania

Toda Europa se prepara para el Campeonato Europeo de Fútbol que comienza hoy. Si comparamos los espacios en los medios de comunicación que se le han dedicado a la Conferencia Mundial de Alimentación que acaba de finalizar con las páginas y páginas que se dedican a los comentarios y reportajes de fútbol, son diez a uno. Diez para el fútbol y uno para el hambre mundial que esa conferencia ha dejado en claro: 800 millones de seres humanos padecen hambre en el mundo; la mayoría, por supuesto, niños. Diez goles a uno: toneladas de papel sobre jugadores, pronósticos, entrenadores, hinchadas. Otros diez golazos en contra para los pobres del mundo.

Que los hay en todos los países. Desde el primer mundo hasta el tercero, cuarto. Sí, leamos por ejemplo el informe de la Asociación Federal de la Mesa Alemana. Es una organización de ayuda a hombres, mujeres y niños que no pueden alimentarse bien por falta de medios. Actualmente, se atiende a 800.000 necesitados en toda Alemania. Se les entrega pan, productos lácteos, fruta y verdura. La razón de este aumento de pobres es la suba que han tenido últimamente los precios de alimentos. Justamente ayer, viernes, se instaló la llamada “mesa larga de la solidaridad”, de 200 metros de largo, en Magdeburgo. Eso se llama verdadera solidaridad. Esta organización comenzó en 1993 en una ciudad y hoy ya hay 785 filiales en las diversas regiones alemanas. Tienen 35.000 ayudantes voluntarios que solicitan a los supermercados, panaderías o carnicerías la donación de productos sobrantes. El presidente de esta organización, Gerd Häuser, declaró a la revista Stern: “La red social no existe más en Alemania. Muchos que reciben del Estado ayuda por desocupado y jubilado, pero también madres solas con hijos, ya no llegan a comer todos los días sin nuestra ayuda”. Agregó que “cada vez aumenta más el numero de niños y los adolescentes que necesitan ayuda. Ya están llegando a una cuarta parte de los que vienen a nuestras mesas. En algunas ciudades llegan ya hasta el 40 por ciento”.

Pienso en la Argentina. En los generosos comedores infantiles que se han ido organizando en casi todos los barrios pobres, a los cuales hay que ayudar. Sí, en el país de las espigas de oro. Hambre, hambre.

El gobernador de Buenos Aires, Scioli, ha dicho hace algunas horas: “Con los alimentos no se jode”. Claro que no. Justamente lo que pasa en la Argentina, donde se ha volcado, como protesta, leche a las zanjas, ha ocurrido en estos días en Holanda y Alemania. Una revista alemana muestra cómo en Holanda se han bañado chicos y grandes con leche derramada por los productores. Que se derrame la leche, que se arrojen a las carreteras los cereales, habla de falta de sentido de respeto a la vida. ¿Por qué esa leche no se llevó gratis a las escuelas y a los comedores infantiles y de adultos o se repartió en los barrios pobres? Lo mismo con los otros productos que se tiraron a la basura. Hubiera sido más directa y simpática dicha protesta si hubieran llamado a la puerta de cada casa y obsequiado a cada uno un vaso de leche. Pero claro, el problema no se reduce a la leche que tiraron o no. No se jode con los alimentos, pero también hay que empezar a gritar: no jodan con la tierra, no jodan con los bienes que pertenecen a todos. Con retenciones o no retenciones no se soluciona el problema fundamental, sino con una reforma agraria bien estudiada, de fondo, en libertad y debate. Por ejemplo, impedir propiedades de tierras mayores a treinta mil hectáreas –como principio– y propender a la formación de cooperativas agrarias con los verdaderos trabajadores de la tierra. Una sociedad verdaderamente democrática no puede permitir que sean las empresas pulpos las que nos digan cuánto tendremos para comer y cuánto se dará para biocombustibles, o se siembre sólo aquello que les da más ganancias. La tierra es un bien público y no de las tendencias del mercado. Son las necesidades de todos los habitantes las que tienen que regir y no de aquellos que paran por unas horas en Puerto Madero. Con la tierra no se jode, tendría que ser el lema argentino.

Lo hemos podido comprender en la reciente Cumbre Mundial sobre la Alimentación, en Roma. Donde concurrieron 40 jefes de gobierno y 4747 delegados. (Nos imaginamos lo que debe haber costado ese encuentro.) Bien, pero ¿qué se resolvió? Primero digamos que por lo menos se comprobó de acuerdo con cifras oficiales que 850 millones de habitantes viven todos los días con hambre y están desnutridos. Que más de una cuarta parte de la suba de precios de los alimentos se debe a los negocios especulativos que se hacen con ellos. (Los argentinos debemos tener bien en cuenta justamente eso y preguntémonos: quién hace los negocios especulativos.)

Quedó claro en la reunión esto de las especulaciones cuando se puso el ejemplo de Ucrania, donde subió de pronto el precio del trigo en un tercio cuando se resolvió dedicar más tierra al cultivo de la colza. O cuando Bush anunció que se iba a promover el bioetanol e instantáneamente se duplicó el precio del azúcar. El Banco Mundial ha declarado que cuando se propuso el aumento de las llamadas “plantas energéticas”, subió el precio de los alimentos entre el 30 y el 70 por ciento. Oficialmente se dijo que hay peligro de hambre en treinta y tres países. Lo dijo en el Congreso el representante de la organización de Ayuda contra el Hambre en el Mundo: “En esta reunión se tendría que haber discutido el peligro de las prácticas comerciales que distorsionan la seguridad de la alimentación de los países en desarrollo.” No, eso no se hizo. Porque, ¿quién le pone el cascabel al gato del sistema? Es un papel que, sin ninguna duda, tienen que tomar en sus manos las organizaciones de derechos humanos del mundo entero, porque nada se puede esperar de delegados que sirven como lacayos de los gobiernos. Es un papel que desde hace mucho tiempo tendrían que haberlo tomado también las iglesias. Pero hasta ahora han dado como única solución recomendar ponerse a rezar. O embellecer todo con palabras que parezcan profundas. En el actual conflicto argentino, el cardenal Bergoglio ha pedido a las partes en litigio un “gesto de grandeza”. ¿Gesto de grandeza a quienes siempre aspiran a ganar más? El mismo cardenal ha empleado la palabra “concordia”. ¿“Concordia” a un sistema que nos ha llevado a esto? Multimillonarios y pobres de pan duro.

No, los problemas hay que solucionarlos y tienen que prevalecer las búsquedas de soluciones para los problemas de los que no tienen ni siquiera para ponerles un pan en la mesa a sus hijos. Porque si no la “concordia” a la que se llegue en la Argentina va a merecer el título que el diario alemán Frankfurter Rundschau le acaba de dar a la conferencia de la Alimentación de Roma: “Gran circo y poco pan”. Ninguna receta contra el hambre.

¿Para eso se gastó tanto en este congreso? Casi cinco mil delegados para ese resultado final.
Pero no todo está perdido, como siempre, el destino nos trae de pronto un hecho humilde, pero logrado con todo coraje civil. Me llega un mensaje de que en Lanús, en mi país argentino, se cambió oficialmente el nombre de la calle coronel Federico Rauch por el nombre de un obrero de ese barrio desaparecido en 1976. Asistió el intendente al acto cumpliendo así la resolución del Concejo Deliberante. Se cumplía así un sueño. Terminar con la glorificación de ese militar mercenario contratado por Rivadavia “para exterminar a los indios ranqueles”. A los cuales degollaba “para ahorrar balas”, como lo dice en sus comunicados. En 1963 pedí en la ciudad bonaerense de Coronel Rauch que el pueblo votara otro nombre. Por ese pedido fui preso 63 días ya que el ministro del Interior de la dictadura militar de ese tiempo era el general Juan Enrique Rauch, bisnieto directo del mercenario. Y ahora en Lanús, a 45 años de mi pedido, se daba el primer paso para bajar del pedestal a quien iniciaba una línea que iba a terminar con la matanza de Roca, que iba a dar el paso a la repartición de la tierra y al origen de los dueños de la tierra que hoy obligan a marcar el rumbo de nuestra economía.

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lunes, 2 de junio de 2008

La fe en los mesías




Comenzemos a dimensionar la realidad imperante en nuestro pueblo para poder ver las soluciones.



Con el paso de los días se acrecienta cada vez más el malestar en nuestro país, Argentina. Son variados los puntos de vista que puede tener esta situación como así también son variadas las posiciones tomadas por las partes actuantes, el ruralista y el gobierno. Si tuviéramos que representar nuestra realidad mediante una metáfora sería comparable a una guerra donde los ruralistas y el gobierno están fuertemente atrincherados y solo en el pueblo, que esta desarmado, se producen las mayores bajas. En una guerra la situación que esta padeciendo el pueblo se llama daño colateral. Ambos, campo y gobierno son coautores responsables de esta situación, ambos se escudan en las mismas excusas, ambos ante el endurecimiento de esta situación tienen un plan optativo que los librará de sufrimientos. Son muchas las comparaciones que se me ocurren para este panorama de necio infantilismo que protagonizan ambos sectores. Imaginen que dos vecinos tienen un problema y antes de pensar en solucionar las cosas hablando como gente adulta y culta se les ocurre que la mejor manera de poner fin a dicho problema es a los tiros. Entre tantos disparos hieren a un tercer vecino. Las excusas serian variadas como: el disparo primero, el se agacho, ya me tenia cansado, no pensé que iba a herir a alguien mas, etc. En todos los casos el herido es el tercer vecino, y en este en particular, el perjudicado es el pueblo. Ya ambos sectores han dado sobradas muestras de intransigencia y ambos sectores se envuelven en la bandera argentina y hablan del pueblo como si no fueran ellos mismos los que lo perjudican. Basta, basta. Mucho más allá de la razón tiene que primar el sentido común. Ese sentido que hoy brilla por su ausencia en ambos sectores. Lo mas triste de todo esto es que cuando llegue todo a su fin y se repartan la torta, ambos, a su antojo se han de llevar las mejores partes dejando al pueblo las deudas de los platos rotos.





Ahora también hace algunos días revolotea una idea por mi cabeza. ¿Cuál es el alcance de la fe en esta situación? Tener fe en las cosas que no admiten la comparencia de la razón es tan sencillo como insoslayable. Yo creo en dios, creo en el amor por mis padres, creo en mi pasión por la música pero de seguro nunca podría probarlo mediante deducción razonable alguna. La persona que me viera tendría que tener fe que tales vínculos, sentimientos u emociones existen y los estoy viviendo. No creo que de manera alguna la fe nos pueda ayudar en la situación reinante en nuestro país. En todo momento tenemos fe de que va a aparecer un Mesías político que nos va rescatar de la profunda crisis que nos envuelve y eso es muy nocivo para nuestro futuro. Como pueblo seguimos expectantes, apáticos, sobre todo indiferentes a lo que nos sucede y cuando algo nos duele inmediatamente reclamamos que tal situación llegue a su fin, sin pensar por un solo instante que nuestra participación sea tan necesaria como vital en el cese del dolor. La culpa o responsabilidad de todo lo que nos sucede siempre debe recaer en alguien mas que no sea sobre nosotros. Como pueblo no nos interesa quien nos gobierne con tal de que nos dejen vivir tranquilos. Poco a poco vamos relegando nuestros derechos con tal de no hacer el esfuerzo de pensar. Por ejemplo: hablamos de lo malo de la corrupción de nuestros gobernantes y de que habría que desterrarla de manera inmediata pero no estamos dispuestos a respetar un semáforo; hablamos de corrupción y nos adelantamos en las colas de los bancos inescrupulosamente como si ese fuera un derecho. Negamos abiertamente que en los pequeños actos de corrupción este la raíz de los grandes negociados de nuestro gobierno. Queremos otro país pero no estamos dispuestos a pagar el precio por él. Por eso mi planteamiento es sencillo, más que fe nos hace falta confianza en nosotros mismos. Debemos creer en que la vida es posible y no atenernos rigurosamente a las normas del capitalismo, que solo nos brinda la oportunidad de sobrevivir. Debemos saber que el bienestar de un pueblo es la suma de muchas voluntades distintas a la mía. Que su crecimiento se basa en la confianza mutua que sus habitantes tengan entre si. Hasta el día de hoy creemos que el verdadero poder del pueblo esta en su capital y eso es mentira, esta en su autodeterminación. Nos han hecho creer otra cosa. ¿Por qué, de no ser así, la clase política se ocupa del manejo de nuestra voluntad mediante cuanto medio le sea posible? Lo mas triste de todo es que ya nadie confía en que un político, aunque sea nuestro candidato, pueda revertir esta situación y sin embargo con una abnegación vehemente los votamos. Todos somos parte de la realidad acuciante de nuestro país como así también todos somos parte de la solución.



De aquí se desprende un tercer pensamiento: el peligro que significa estar esperando un Mesías político que nos brinde soluciones mágicas. Un estratega iluminado, un negociador nato, un carismático orador, y lo peor de todo, estamos esperamos a alguien que robe pero no tanto. ¿Se dan cuenta cuanto hemos resignado de nuestra dignidad como argentinos? Si les dijera que con el quince por ciento de lo producido por nuestro país en alimentos podríamos abastecerlo ampliamente, sin tener que padecer el hambre del pobre. Descartemos a tanto político prometedor que nos dejan en una situación cada vez peor. No esperemos las soluciones de sus manos. Basta de confiarles nuestro futuro y el de nuestros hijos. Cuando asumen el poder no esta entre sus objetivos el bienestar del pueblo.



Todo esta en nuestras manos, no en los delirantes acólitos del poder que hoy nos gobiernan. Libremos una dura batalla contra nuestra indiferencia, nuestra apatía, nuestra desazón. Dejemos que una idea, un sueño, un proyecto conjunto, un esfuerzo compartido nos guíe a nuestras metas. Todos y cada uno de nosotros somos necesarios para que este país cambie, solo tenemos que quererlo, pero todos. Todos podemos dar algo más de lo que damos por eso demos mucho más de lo que el país necesita. Mirémonos mutuamente a los ojos y volvamos a confiar el uno en el otro, rescatemos esa dignidad que nos hizo un país de un gran corazón, un país de brazos abiertos. Mas que fe en los Mesías tengamos confianza en nosotros mismos.



el chunkano

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martes, 27 de mayo de 2008

Yo he visto otro país, otra Argentina.

Yo he visto otro país, otra argentina atravez de los ojos de mis viejos, atravez de sus manos cansadas, atravez de sus esfuerzos denodados. Se que se puede, ahora mi duda es que se quiera otro país.


Con profunda tristeza me reconozco presente en el panorama actual de mi país, Argentina. Digo que me reconozco por que soy tan miserable como cualquiera y lamentablemente las virtudes de nuestro pueblo están cada vez más escasas. Como supe comentar en otros escritos de este blog el argentino de la gauchada ya se va muriendo dejando su paso al argentinito de la viveza criolla que con su existencia flaco favor nos hace ante el mundo. La realidad imperante en nuestro país donde todo vale y nada vale verdaderamente cubre nuestro futuro de una profunda incertidumbre. Donde los esfuerzos se ven coronados por la indiferencia y la corrupción por el aplauso. Ni siquiera pretendo despotricar contra el gobierno de turno que con la obscenidad de sus medidas, la obsecuencia de su doble discurso, la vehemencia con la que pretenden acaparar el poder, su brazo armado compuesto por facinerosos patoteros, su sordera ante las necesidades del pueblo y el autismo institucional nos va llevando lentamente de vuelta hacia la realidad de la colonia y de la dependencia. ¿No estaran creyendo por un instante que nos gobierna una presidenta? “Nuestro país” pasa a ser una bonita frase que nos llenaba de orgullo en otros tiempos. Hoy solo es una mentira mas con la vendamos nuestros ojos. Ni siquiera estamos enterados que en el 2010 la argentina no será la que hoy es por que nosotros no supimos velar por ella (El boomerang de nuestra indiferencia) Ya asumimos la mediocridad, la injusticia, la corrupción y sobre todo la mentira que admitimos a sabiendas de su falsedad como cotidiana y ni siquiera nos sonrojamos por ello.




A nuestros hijos se les hace cada vez mas difícil saber los limites de lo bueno y lo que no lo es. Días pasados me encontraba parado en una esquina de mi pueblo esperando que el semáforo me diera la luz verde para avanzar cuando un grupo de niños con sus bicicletas cruzo la esquina con la luz en rojo. Más allá del peligro que esto implica y de la infracción cometida había una lectura que se me antoja mucho más peligrosa. Nosotros cuando niños cruzábamos un semáforo en rojo sabiendo que habíamos cometido una infracción y más allá de nuestra niñez sentíamos habernos atrevido a una osadía propia de, por lo menos, un reto de nuestros mayores. Por supuesto también teníamos un cargo de conciencia por la acción cometida. Yo observaba a estos niños hoy tratando de reconocerme en alguno de ellos pero algo les faltaba y es que ya no tienen culpa ni remordimiento por que en ningún momento sienten estar haciendo algo malo. No los culpo ni mucho menos, ni los acuso de falta de escrúpulos. Por supuesto que tal estado de apatía no es responsabilidad de ellos sino nuestra. En ellos se ve claramente reflejado el futuro que nos espera si no cambiamos nosotros, los adultos. Magro ejemplo somos como personas con nuestros actos. Cuando ellos crezcan no va a existir ninguna ley que les sea merecedora de respeto alguno, tanto del orden humano, natural o divina. Para ellos todo va a ser negociable, cualquier injusticia será exonerable, toda moralidad y ética caerá rendida a los pies del capital. Es el legado que damos a diario por nuestra manera de conducirnos. El gobierno que tenemos refleja nada más y nada menos que al pueblo y los políticos que componen dicho gobierno han salido del mismo pueblo. A veces me veo envuelto en conversaciones sobre lo vano que sería que tal o cual político desaparecieran o cayera muerto, por supuesto que todo esto en el imaginario fervor de una discusión. El virus que nos corrompe esta enquistado en las raíces mismas de nuestra sociedad y por mas que desaparezca o muera tal o cual político el sistema se va a encargar de proporcionar un reemplazo de similares características acorde al puesto vacante. No se trata tampoco de librar de responsabilidades a nuestros gobernantes pero hemos de reconocer que no son extraterrestres, y mucho menos, de otro país.



Tenemos una profunda crisis de credibilidad no solo ante el mundo sino ante nosotros mismos. Con quien hablo escucho decir que esto ha sido así toda la vida y lo va a seguir siendo. No tenemos fe, no tenemos esperanza, y lo peor de todo, se están muriendo nuestros sueños. Vivimos al día y a diario buscamos la manera de llegar al día siguiente. Por eso creo que es hora de un verdadero cambio. La clase media dejo de serlo para sumarse al índice de pobres de nuestro país. Muchas veces escucho decir a gente con una profunda ausencia de la realidad que solo es pobre el que quiere. La educación de nuestro país dejo de ser nuestra cultura y se resume en una mera capacitación vilmente dirigida a que tengamos un desempeño pobre y escueto, libre de iniciativa y creatividad, como futuros ciervos del sistema.



Tenemos que cambiar nuestro testamento. Tenemos que dejarles algo más a nuestros hijos. Debemos volver a creer que se puede. Debemos rescatar al ser humano que esta sepultado bajo los escombros del capital. Debemos dejar de pensar que los esfuerzos son en vano por que no se consiguen los resultados esperados en nuestros tiempos y formas. En el movimiento esta el secreto del cambio, en no quedarse quieto y obedecer a nuestro corazón. Todo esfuerzo que realicemos nos debe hacer más fuertes y le habremos ganado aunque sea una batalla al pesimismo. A mi entender nuestra sociedad esta enferma y tiene la enfermedad mas peligrosa que existe, la que es negada y no quiere ser reconocida, mucho menos tratada. ¿Cómo somos vistos los argentinos desde afuera? Al mundo le pido que nos ayuden por que se que valemos la pena a pesar la necedad de nuestros actos. Gracias.
el chunkano

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domingo, 25 de mayo de 2008

Soledad, mi compañera

Una noche mi soledad y yo tomamos un café, ella me conto de sus miedos y yo de los míos. Ella temía quedarse sin mi y yo sin su compañía. En realidad nunca supimos que era en verdad lo que nos unió toda la vida. Nunca entendí su necesidad de estar conmigo si siempre estuve rodeado de amigos pero ahí estaba ella siempre. Siempre me estuvo buscando y siempre me encontró. Tampoco supe por que toda mi vida la busque y por que siempre la necesite tanto. Solo sé que esa noche nos asinceramos el uno con el otro, mi soledad y yo, quedamos en armonía dejando de lado todos los porque, a sabiendas de que cuando uno se encamina en el destino que el universo le depara encuentra la paz que su corazón tanto reclama.



Soledad, mi soledad
te invoco soledad solo para no estar solo
Me dices, soledad, al oído:
no mires a esa mujer,
no sueñes un futuro,
no la pienses a tu lado,
solo te hará daño
y el dolor se beberá tu alma
de un solo sorbo sin dejar nada.
No la mires, ni la sueñes, ni la pienses
y si te tratan de cobarde
vuelve a mis brazos
porque solo yo te entiendo,
porque dolores hay muchos en la vida
pero que solo te duelan
los que valen una y mil penas.

Soledad, mi soledad
te invoco soledad solo para no estar solo.
Soledad, mi carcelera, te digo:
Tú eres mi compañera
Guardiana de mi tiempo
no he de dejarte nunca.
Solo pido, solo ruego
que en las horas de visita
a esta prisión, permitas
que converse con ellos
O cenar, o tomar un buen vino
Dejame escribirles a mis amigos
y que sepan no estoy solo
porque siempre estoy contigo
No la sueño, ni la miro, ni la pienso
solo digo: ¡Que hermoso hubiera sido!

Soledad, mi soledad
te invoco soledad solo para no estar solo.
Me susurras, soledad, un engaño:
Tus amigos no son tuyos
solo tuyos unos momentos escasos.
Por supuesto que he de dejarte
que te vean y les cuentes de tus sueños
en una cena o mateada ocasional
Escríbeles de tus anhelos
mas no me pidas que deje que te engañes,
cada cual tiene sus planes, familia
negocios, trabajo, amores
y solo te comparten sus dolores
Por eso es que te digo
no te acostumbres a las visitas
que la mano de un amigo aplaca mil pesares
pero de mi nunca te libra.

Soledad, mi soledad
te invoco soledad solo para no estar solo.
Te agradezco tu consejo
mas solo me depara sufrimiento.
Algunas de esas verdades sé.
Has de saber que la amistad
depara grandes soledades.
Que el amor nos exige,
nos consume al encenderse
solo nos deja el alma hecha cenizas.
Que la dicha de la vida
no esta en sus rosas,
si talvez en sus espinas
No creo que sean mentiras
La amistad y amar sin medidas.
Mas no te preocupes mi guardiana
Solo en tus rejas estaré contigo mañana.

Soledad, mi soledad,
te invoco solo para no estar solo.
Hoy ya duermo en tu regazo
me cobijo en tu seno.
De la vida se me caen las horas
de mi corazón los sueños.
Soledad, mi soledad, te quiero
por que solo tu, mi compañera
has de estar velando
mi hora final con llanto.
Mas mi soledad te digo
que a tu lado feliz he sido
Fue la condición que el destino
me puso en mi camino
Es el precio de llevar mi vida
que pague gustoso sin medidas.
Soledad, mi soledad, descansa
Que ha tu lado he de quedarme
por que solo tu has de acompañarme,
por que solo tú sabes cuidarme
librándome de toda esperanza.
el chunkano

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lunes, 12 de mayo de 2008

La rosa y el segador



En lo efimero de la vida de una rosa se manifiesta la belleza esplendorosa. En la mortalidad de nuestra carne se hace presente la virtud del alma humana.


He notado con asombro que cuando hablo de la muerte con mis amigos o conocidos los incomodo de cierta manera. No alcanzo a ver nítidamente por que pero creo saberlo. Por momentos para entender hago el ejercicio de tomar el lugar de otro y descubro dos pasos inevitables al momento de hablar de ella: la negación y el miedo. Miedo a lo desconocido que es como decir miedo a lo maligno y esto no debería ser así, miedo a la falta de porteridad, pero sobre todo miedo a la auténtica soledad que hemos de sentir parados frente al segador, la muerte. La negación es esa etapa en que nos tapamos los oídos con nuestras rutinas para no escuchar verdades que la vida pronuncia. Una de esas verdades es que somos mortales por más que esto nos moleste y por más que se piense que este es un tema del que no se debe hablar. Creemos, en nuestra inmensa soberbia como raza, que por el hecho de tener conciencia de la vida somos acreedores a algun tipo de eternidad. El estar claramente conciente de que he de morir me hace disfrutar la vida. Nacemos por que no existimos y morimos por que estamos vivos.


¿Han observado detenidamente hasta embriagarse la belleza de una rosa? ¿Se han preguntado de donde nace dicha belleza? Sin ánimos de hacer algún análisis profundo ni erudito y reconociendo mis inmensas limitaciones me atrevo a dar una opinión. La belleza es un milagro de nuestro ser. Poder reconocer la belleza es una virtud humana de lo más enaltecedora. Así y todo, esta aseveración guarda para si cierta ironía; creo que es una de las cualidades que mas humanos nos hace y a la vez es una de las cualidades que más nos acerca a dios. Dicha belleza se ve marcada por su carácter de único pero más por su carácter de efímero. El nacimiento de una rosa como el nuestro es apenas una chispa en el fuego del tiempo. Somos únicos, somos efímeros, somos bellos. Dios nos dio muchas cualidades y entre las más hermosas están nuestra curiosidad y nuestra capacidad de asombro, cualidades éstas irremplazables a la hora descubrir la belleza. Si la rosa que crece en nuestro jardín fuera la última rosa del mundo: ¿Cómo podríamos dimensionar su belleza? ¿Qué valor le asignaríamos y en que escalas mediríamos nuestro asombro? Por suerte no existen parámetros para medir la belleza. Del mismo modo me pregunto: ¿Qué tan bella y valiosa sería nuestra vida si supiéramos que la hora de nuestra muerte es cercana? No creo ser pesimista con este planteamiento, creo que el optimismo debe ayudarnos a encarar la vida pero no a negar sus verdades.


Uno alimenta esas dulces picardías que nos juega la mente e imagina lo que haría si supiera el día exacto de su muerte. Diría cuanto ama a sus seres queridos, comería esas comidas que nunca probo, viajaría para conocer esos lugares que vio en postales, tomaría el mejor vino del mundo y de seguro bebería cada amanecer como único, confesaría sus pecados mas infames, sus miserias mas execrables como así también pondría en evidencia ese amor que guardo durante mucho tiempo. Pregunto: si nunca supimos los seres humanos el día de nuestra muerte ¿Por qué creemos que es un acontecimiento lejano? Lo precioso de nuestra vida es como la belleza de la rosa, no deja de ser hermosa por más que sepamos que ha de florecer solo unos días, por más que sepamos que no ha de sobrevivir al invierno. Lo importante son esos dias en que se produce el milagro, no el inefable invierno. Hemos de saber con certeza que el nacer implica morir y esta es una verdad irrefutable pero el existir no significa vivir y es ahí donde deben estar nuestros desvelos. ¿Cómo ser dignos del don de la vida? ¿Cómo apreciar su belleza? ¿Cómo madurar en sus verdades? Sabemos que esa rosa que perfuma, que da todo su color, un día dejara de existir y sin embargo no dejamos de reconocer la verdad de su belleza.


Lo más valioso que tenemos en nuestras vidas es el tiempo. Dios nos da un breve lapso en el cual debemos aprender a valorar el hecho de estar vivos y de estar concientes de ello. Es por eso que no temo hablar de la muerte. Después del fallecimiento de mi viejo me tope con ella por primera vez y supe que ya tenía mi turno sacado, que horas mas, horas menos estaba en su lista. De ahí que no le temo. El temor es algo que surge de la duda, de la vacilación y yo no tengo duda alguna de que dentro de diez minutos, diez años o cincuenta voy a morir. No temo morir, temo el no ser digno de la vida. Ese reconocimiento a mi, personalmente, me hace libre. El reconocer la muerte como parte de la vida nos hace libres. El universo se llena de envidia por que en toda su eternidad solo puede existir a diferencia de nosotros que, con toda nuestra mortalidad, con ese breve chispazo en el oscuro firmamento del tiempo, vivimos. Le podríamos cantar al universo una bella canción de Eladia Blázquez, “No, permanecer y transcurrir no es perdurar, no es existir ni honrar la vida”



Por eso no temo ni niego la muerte. Mi único temor es no saber vivir mi vida. Es no saber aprovechar ese don tan especial, ese don tan particular que dios nos otorga a una determinada cantidad de materia, a una pizca de polvo de estrellas aunada por la vida. De seguro me entristece como a todos, pero el saberla presente en los extremos de mi vida hace que tome de otra manera los caminos por recorrer, con mucha más intensidad. He de mirar con ganas, saborear con mucho placer, escuchar vehementemente, tocar el aire hasta tener conciencia de ello y oler esa rosa sin importar si es la primera o la última de este mundo, sin importar si es la primera o la última de mi vida.


el chunkano

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miércoles, 7 de mayo de 2008

Se nos viene la noche

Antes que nada pido disculpas por este tiempo de ausencia de este blog. Mi única excusa es el advenimiento de nuestro próximo concierto con “Entrevero tango” y dado que no solo me encuentro en el quinteto sino también en la producción del espectáculo esto me apartado unos días de mi hermoso vicio de escribir. En el reproductor de abajo les dejo la publicidad radial y rodante de este evento como así también la invitación formal.





Los meses fueron pasando
seis para ser más exactos.
De aquella noche un retazo
de recuerdos hilvanaron
en su corazón, tentado
por el reencuentro esperado.
Así siguieron soñando
con volver a estar tocando.

Los meses fueron pasando
y el maestro les fue dando
de su riqueza, un repaso.
Pentagramas con figuras
llenó con mucha dulzura.
De la manga fue sacando
Como un mago jugueteando
Más que arreglos, su legado.

Del piano salen los duendes
Son de otra época y vienen
Con su música y detienen
El reloj del universo
La voz dice el primer verso
Y uno con otro se encienden
Y ya nada lo detiene.
El canto al cantor posee.

Del violín se escapa un trino
Como del alma un suspiro.
Los acordes su destino
de guitarra van buscando.
Esta el bajo caminando
sus pasos, graves sonidos
que se mezclan con el ritmo
De escobillas y platillos.

Hoy otra vez en concierto.
Si apenas parece cierto
que haya llegado el momento.
Tenemos como tuvimos
la sala llena de amigos.
Estamos mas que contentos.
Remonta vuelo un sueño
que acunamos de pequeño.

Llegan firmes compadreando
las musas tauras del tango
Piden cancha entreverando
a Juan Carlos y sus muchachos
al ritmo del dos por cuatro.
No sigamos demorando
este encuentro postergado
y le demos nuestro aplauso

con ustedes “Entrevero tango”


Publicidad radial 09 de mayo. Cliquea la flecha verde







"Uno busca lleno de esperanzas
el camino que los sueños
prometieron a sus ansias
Sabe que la lucha es cruel y es mucha,
pero lucha y se desangra
por la fé que lo empecina..."
Enrique Santos Discépolo



Hace poco menos de dos años decidimos desafiar
el anhelo compartido de abrazar la música ciudadana.
Así, empezamos a transitar con
respeto y dedicación este camino.
Hoy queremos contar con su maravillosa
presencia para entreverar nuestra música
y nuestros sueños.


otra vez
EN CONCIERTO
VIERNES 09 DE MAYO
21:30 hs
CINE GRAL. PAZ

Artistas invitados:
"ROLO ROSSI TRÍO"




Entrada general $15. Anticipadas en:
"DOMÉNICO ropa & calzados"
25 de mayo 722 - Villa del Rosario

Visita nuestra web:
ENTREVERO tango

ROLO ROSSI Trío
el chunkano

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