viernes, 22 de febrero de 2008

Jorge Julio Lopez

Así la memoria va sufriendo nuestro desprecio


Jorge López fue detenido ilegalmente y llevado a distintos centros clandestinos de tortura durante el Proceso de Reorganización Nacional (PRN) (1976-1983). Fue secuestrado el 21 de octubre de 1976 hasta el 25 de junio de 1979, sin habérsele formulado un juicio previo, y violando la Constitución Nacional y los Derechos Humanos. Miguel Etchecolatz era Director de Investigaciones de la Provincia de Buenos Aires y encargado de uno de los centros de detención clandestinos durante la última dictadura militar argentina, y mano derecha del ex General Ramón Camps. Luego de 30 años del final de la dictadura, y habiéndose derogado las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, Miguel Etchecolatz fue el primer acusado por genocidio. Jorge López era sin duda un testigo clave, quien no dudó en declarar ante la Justicia, ya que con sus declaraciones involucraba a por lo menos 62 militares y policías. Gracias a su testimonio, Miguel Etchecolatz se halla detenido en una cárcel común, condenado a cadena perpetua. Luego de la condena de Etchecolatz, Jorge López desapareció sin dejar rastros, el día 17 de septiembre de 2006, en la ciudad de La Plata.

Ya han pasado dieciocho meses de la primera desaparición en democracia de un ciudadano: Jorge Julio López. No estoy acostumbrado a recordar a alguien o algo importante solo cada un año así que si me permiten, voy a recordarlo a los dieciocho meses. Esta cuestión que deja a las claras que todos los días debemos recordar estos acontecimientos. Como tanta otra fecha a las cuales les somos indiferentes, esta pasa a ser una mas, solapada por nuestra indiferencia y nuestra necesidad desmedida de presente. No llego a entender nuestra memoria. La memoria nos sirve para recordar cosas que no tenemos que olvidar. Recordamos las fechas o eventos por acontecer pero llegado el momento en que sucede ya pensamos en lo que viene sin haber recalado en el mismo. Así se nos juntan fiestas patrias, religiosas, onomásticos, natalicios, homenajes póstumos y por supuesto no pueden faltar los “días de” inventados por el dios comercio para que le demos libre albedrío a nuestra sed de consumo. En esta vorágine donde todos los días del año se recuerda algo no puede ser especial que hoy se recuerde a Jorge Julio López. Si todos los días conmemoramos una fecha en particular, si todos los días son especiales, entonces no es especial ninguno. No solo me da miedo con la amnesia colectiva con que trascurre la vida de muchos sino que me cuesta reconocer que yo mismo mañana voy a estar escribiendo algo en función de una fecha por acontecer. No se si podemos hacer algo para que nuestra memoria vuelva a recordar cosas del pasado pero por lo menos hoy nos tomemos unos minutos para reflexionar sobre esta fecha. Imaginemos por un momento que un ser querido nuestro desaparece. Ahora imaginemos que toda la sociedad alrededor nuestro permanece indiferente. Yo creo que si imaginaron algo por un segundo sintieron un profundo desasosiego, una tribulación o la incertidumbre de una ausencia. Creo que todos en una mayor o menor medida estaríamos desesperados. Cuando alguien muere nos inunda una tristeza que con el tiempo se trasforma en un recuerdo nostálgico o hasta melancólico. Cuando alguien desaparece nuestro corazón no sabe que sentir. ¿Esperanza?, ¿dolor?, ¿miedo?, ¿pánico?, ¿terror?, ¿qué? A diario me encuentro con gente buena que me dice que las cosas son así y jamás van a cambiar. Yo no se si las cosas son así y tampoco estoy seguro de que no van a cambiar pero si se que si tuviera un ser querido desaparecido quisiera levantar la vista y no llevarme por delante la mirada indiferente de mis semejantes. Más aun. Si yo fuera abogado, policía, juez, fuera uno de aquellos que se encuentra en la primera línea de búsqueda me gustaría saber que a alguien le interesa el trabajo que estoy realizando.

En una sociedad donde nos venden el brillo constante, la fiesta interminable, la vida eterna, yogures para el tránsito lento, cremas de enjuague con freeze control, mal no nos haría unos momentos diarios de reflexión para saber verdaderamente donde vamos pero sabiendo de donde venimos. Jorge Drexler se tomó el trabajo de cronometrar el faro de Cabo Polonio, esa aislada playa uruguaya que cierta modernidad argenta descubrió un tiempo atrás y que a él le sirvió de punto de partida para su nuevo disco. Después lo chequeó en Internet, y estaba en lo cierto: el faro emite un destello cada doce segundos. Pero ésa no es la cuestión. Lo importante, dice Drexler, no está tanto en el destello sino en la oscuridad. En los 12 segundos de oscuridad que transcurren entre cada haz de luz del faro. De un modo nocivo creo que nos fuimos acostumbrando a sólo ver el brillo cerrando nuestros ojos cuando la oscuridad se avecina. Creo firmemente que la oscuridad como así también las tristezas, el dolor, la pena son una parte muy importante en nuestras vidas. Sin caer en el masoquismo de augurar la llegada de oscuridades, tristezas, penas y dolores, nos ayudan a disfrutar de nuestros momentos de felicidad plena. Estos momentos aciagos hacen que anhelemos los momentos felices, esperemos con ansia su llegada, disfrutemos de su presencia y nos acongojemos por su partida. No encaminemos a nuestros hijos a ser acólitos del brillo.

Finalmente todo mi desprecio para aquellos esbirros y secuaces del mal que tuvieron la desfachatez de subrogar a Jorge Julio López por su ausencia. Los desprecio no solo por el acto cometido sino por despertar en mí un sentimiento de odio tan profundo por estos seres que me envenena. Sicarios de la oscuridad, oscuridad que todos los días nos empeñamos en no ver, en negarla. Recordemos todos hoy no solo a Jorge Julio López sino lo que representa, el primer desaparecido en democracia. Recordemos que esta desaparecido por haber testificado en un juicio y tengamos claro que sigue desaparecido por nuestra indiferencia. Memoria y justicia. No hagamos gala de nuestro olvido así la memoria no sufre nuestro desprecio. No olvidemos a Jorge Julio López así no cometeremos otra injusticia.



el chunkano


'vooolveeeer....con la frente marchita'

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