jueves, 28 de febrero de 2008

La seudo cultura del lifting.

Solo al final de mis dias habra florecido toda mi alma abonada por toda mi carne.


Siento en este tiempo geológico que trascurrido desde el fallecimiento de mi viejo que las cosas me llevan por delante. No solo cosas malas sino también buenas. Como si todo dominio de mi entorno me fuera ajeno a la voluntad, las imágenes del tiempo compartido con mi viejo en esta dimensión libran una feroz batalla todas las noches en mi alma. La imagen que tengo de un amanecer en la clínica en su último día de lucidez y su inquebrantable sonrisa que ni su agonía pudo vencer contrasta brutalmente con sus tres días finales cual cristo donde la miseria de la caducidad de nuestros cuerpos me quedo muy, pero muy clara. Son esas batallas en las cuales uno no es un participante directo pero si se hace acreedor a sus consecuencias. Nunca quisiera saber el motivo, la razón (si tal cosa existe o simplemente es una idea que sembramos en nuestro ser para sobrellevar la apabulladota sinceridad de la muerte), por la cual estoy en este plano, pero tengo la audacia o la necedad de preguntarme: ¿y si ese motivo o razón por la cual estoy ya fue consumado?”.

Me preguntan si ya asumí su muerte y día, tras día, tras día me revuelve mas y mas el estómago, me da asco la putrefacta cultura del lifting. Pienso que las marcas que nos deja el inexorable paso del tiempo nos cambian constantemente. No, no lo asumí si con ello quieren decir si acepto que mi viejo no este a mi lado. Esa contradicción me dejo marcado y es una cicatriz que voy a portar toda la vida con orgullo que me hará tener presente siempre el cariño que ayer, hoy y siempre tendré por mi viejo. Yo no soy el mismo después de su muerte y tampoco lo quiero ser. Es lo mismo que pintarse las canas. Me da asco la seudo cultura de la juventud eterna amparada en la vil excusa de la estética. Cuando vamos a aprender que el tiempo nos derrota. Cuando aprenderemos que la victoria es suya y solamente suya. Creo en la estética del arte por que tiene el propósito de la belleza, deja ver a las claras nuestras virtudes mas sublimes, aquellas que nacen en el corazón de los seres humanos. No creo que sacarse una arruga, pintarse una cana, vivir según el libreto de la juventud eterna, sea enaltecer nuestras virtudes, mas bien creo que es tratar de esconder nuestras miserias. Somos humanos, somos virtuosos, somos miserables. La seudo cultura del lifting es como barrer toda la casa y tirar el polvo bajo la alfombra. La suciedad seguirá estando pero oculta. Mi opinión va orientada a que reconozcamos quienes somos, como somos, lo que somos, solo así tendremos una imagen verdaderamente sincera el uno del otro.

Yo no soy el mismo después de la muerte de mi padre pero tampoco quiero serlo. ¿Cual es la real virtud de la juventud que tanto añoramos? Yo añoro tanto que el paso del tiempo me brinde algún día canas como las de mi viejo, esos cabellos que anduvieron tanto sol y tanta lluvia, tanto camino. Yo añoro tanto que el paso del tiempo me de mis arrugas producto de haber reído y haber llorado, producto de haber vivido. Yo añoro tanto que el paso del tiempo me brinde el descanso de la muerte algún día así encontrarme nuevamente con mi viejo. Yo añoro tanto que el paso del tiempo me brinde la sabiduría para aceptar lo que verdaderamente soy, sin cremas ni maquillajes. Debemos entender que desde el momento en que nacemos comienza a morir nuestra carne pero también empieza a evolucionar nuestra alma. Es ahí donde tendría que radicar nuestro mayor empeño. Estamos sumidos en la seudo cultura de aparentar cuando deberíamos pensar en lo trascendental, maravilloso y milagroso de nuestra existencia. Tenemos que entender que el transcurso del tiempo en nuestro cuerpo y en nuestra alma puede ser muchas cosas pero sobretodo es ineludible, inapelable y forzoso si se quiere. No estoy en contra cuando lo estético obra en funciòn de mejorar nuestra salud, nuestra calidad de vida pero no creo que cubrir una cana o una arruga tenga ese efecto. Existe un tremendo mercado montado a costa nuestras ansias de juventud. Productos de estética variados, operaciones hechas escudadas tras la excusa de sentirnos mejor, distintos fármacos para prolongar nuestros estadios de alegría son elaborados todos los días para decirnos que seamos todos felices al módico precio de. Las sonrisas que nos venden en los carteles publicitarios y distintos medios visuales no son sinónimo de felicidad. No creo en las risas pagas de las modelos. La tristeza que tratamos de ocultar no es análoga a la desdicha. Felicidad y tristezas, desdichas y alegrías, penurias o fortunas, todas son espejos donde se refleja nuestra inescrutable realidad de seres humanos. ¿Es que a diario nos da tanta vergüenza ser humanos que tratamos de tomar virtudes de los dioses? ¿Somos una raza que no se reconoce como tal, preocupada en aparentar antes que en ser? No es una aseveración sino una pregunta. ¿Es que será verdaderamente cierto ese viejo argentinismo costumbrista que reza “es lo que hay”? La historia, si tal cosa existe e importa nos reclama hoy ponernos de pie a desterrar la falsedad, la hipocresía y la indiferencia de estas seudo culturas. Esta seudo culura de la juventud se ve representada por frases como: "A vivir que la vida es corta", deja en evidencia la nociva despreocupación por las responsabilidades. La memoria es un carga para nuestra conciencia y nosotros los testaferros de la desverguenza. En la noche de los bastones largos gran parte de la sociedad que pensaba se consumió. Ardieron la ciencia, las letras, las artes y quedaron en el aire solo cenizas intangibles de su pasada existencia y como si nada hoy seguimos negando aquellas cosas que nos marcaron. Hacemos un lifting histórico y solo recordamos próceres y cantamos bellos himnos y marchas. Olvidamos a nuestros desaparecidos, nuestros muertos y las creencias de todos aquellos que nos precedieron, sus sueños y sobre todo sus pedidos de justicia que probablemente a muchos los llevaron a la muerte y seguimos con la incultura de pintar nuestras canas sin darnos cuenta que por más que las pintemos siguen estando. El olvido no es la solucion, no pintemos las canas de nuestra historia para hacerla mas digerible. No tapemos las arrugas históricas del proseso de reorganización nacional con leyes de punto final y obediencia debida. Esto es lo realmente peligroso de esta forma de pensar. Hubo un demente mesiánico que dejo libre a los genocidas en pos de la pacificación nacional. La paz solo puede llegar si el pueblo esta en armonía con su presente, pasado y futuro, no simplemente por que haya una ausencia de lucha. Los militares existieron y sigue latente su pensamiento fascista. Somos, como sociedad, creo yo hijos del descrédito por el esfuerzo pero acólitos de la avivada, somos nietos de la cultura del colonizador que tomo lo que no era suyo diezmando por completo una cultura. Somos, como sociedad hermanos del capital, del consumismo que no logra aplacar nuestra sed de vida, somos padres del delibery vital en donde todo viene en cajas, perdón, parking, envasado, listo para consumo humano y tiene correctamente el precio puesto y aclarada la forma de pago, llega a tu puerta y no sabes de donde viene. Mientras tanto escuchamos todas las mañanas a Mario pereyra y vemos a Marcelo Tinelli todas las noches usándolos como una crema para nuestras conciencias. Para que ellas dejen de preguntar cosas que no deben, la narcotizamos. La conciencia sigue siendo la respuesta a una pregunta que ya nadie se hace.

Creo que no hay mejor momento que el presente para reflexionar sobre nuestro destino. Ponernos de pie y decir que hay gente solidaria, amable, sacrificada que cree en valores, que hace todos los días de la fe y la esperanza su estandarte. Terminemos con este lifting social que solo significa no mostrarnos como somos verdaderamente, somos humanos, somos virtuosos y miserables. Nuestra carne caduca y solo nuestra alma perdura. Gente que se nutre de fracasos y éxitos. Gente que se reconoce tal cual es y se muestra así. Gente como mi viejo que me lo dio todo y nunca me dijo. “es lo que hay”.


el chunkano


'vooolveeeer....con la frente marchita'

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