miércoles, 20 de febrero de 2008

Salutaciones navideñas

Esta es una carta que le escribí a mi amigo Daniel “gurí” Contrini en respuesta a sus salutaciones navideñas y creo pertinente compartir con todos ustedes.


Agradeciendo y retribuyendo un poco tardía mi respuesta te hago llegar a tus salutaciones navideñas. Por supuesto que el amor, la paz y la salud son sentimientos muy gratos para recibir de parte de un ser querido. Hago esta acotación por que me ha saludado infinidad de gente deseándome lo mismo y sabe que no logre sentir su deseo. Vos mas allá de ser mi amigo sos una persona que trata con mucho respeto a otra y usa el idioma de una manera correcta y sincera al momento de comunicarse. Conociendo tu minuciosidad en el uso de las palabras y la profunda y lejana amistad que nos une, es que tu mensaje de amor, paz y salud ha llegado hasta mi corazón.

Hablando de mi corazón te cuento que a medida que cumple años se me revela más escéptico con respecto al destino y virtud de la raza humana. Ha medida que uno crece (a medida que yo crezco), el optimismo lo reservo para sobrellevar los problemas rutinarios mientras que cuando uno se entrega a los vastos momentos de meditación que la soledad ofrece, descubre una humanidad indiferente a su destino, flemática con los deberes y hasta irrespetuosa con las leyes que impone la tierra para que convivamos. Es como contaba Alejandro Dolina que a edad muy temprana descubrió la muerte, que la vida tenia final y sin dejar de ser feliz, lo embargo una alegría melancólica más cercana a la tristeza. Algo parecido me sucede. Mi temor no es a la muerte sino no a la indiferencia. Sin dejar de ser feliz por mis pequeños logros se que estos contribuyen a mi crecimiento personal o muchas veces sirven de apoyo a otros, no siento que este haciendo, ni estemos haciendo algo en particular por el destino trascendental de la raza. Y nos veo a todos así. Hoy la felicidad pasa por ser felices nosotros y los nuestros, y nuestros buenos deseos no dejan de ser oraciones que rezamos al cielo rogando por su conclusión. La esperanza y la fe son el alimento para el pobre y el desgraciado, mientras que la moneda calma el hambre de los afortunados. Tenemos la estúpida condición de hacer únicamente lo que nos compete y de contentarnos con haber cumplido con la tarea o el trabajo que la sociedad nos impone y si alguna situación no llega a buen término no sopesa ninguna culpa ni responsabilidad en nuestra conciencia. Cabe acotar que es mucho mejor encontrar responsables de un hecho que culpables. No hacemos un esfuerzo mayor al que socialmente nos corresponde y los deberes que tenemos socialmente no las hacemos nuestros. La política es un antro de corrupción pero nosotros no somos militantes, la religión es el opio de los pueblos pero no somos creyentes, la sociedad sufre el hambre y la pobreza pero para eso pago mis impuestos y es mas, el otro día le compre una estampita a una chiquilla andrajosa que mendigaba por la calle y así le sacamos el cuerpo a cuanta situación quiera venir a incomodarnos y nos sentimos buenas personas. De actitudes como esta se alimenta la indiferencia y esta tapizado el infierno si tal cosa existe. Creo que la capacidad de soñar, de imaginar aquello que no existe para su concreción o seguimiento, es una virtud que como raza estamos desperdiciando. Solo nos avocamos al cumplimiento de normas estipuladas y reglas estereotipadas sin ni siquiera saber por que lo hacemos.

No creo que la humanidad tenga una vocación de supervivencia sino más bien de sobre vivencia. El mero hecho de aceptar las miserias humanas como una materia pendiente que tenemos que solucionar en algún futuro inmediato es un diploma que acredita nuestra necedad como raza. La pobreza, el hambre, las guerras solo conforman partes de índices perfectamente evaluados y encasillados al momento de entregarnos a la fiebre del consumismo como lo hacemos para estas fiestas en los distintos mercados. Brindamos hasta emborracharnos y caer ebrios sin sentido, nos juntamos y saludamos con gente que ni conocíamos, comimos como animales hasta el hartazgo, nos ensordecimos con música simulando un festejo, viajamos por las rutas a altas velocidades vaya a saber uno en busca de que satisfacción y diariamente encontramos la muerte, compramos todo lo que el mercado nos ofreció, y por dios que ninguno sabe que se festeja en esta fecha. Yo no soy católico pero no niego ninguna religión que le pueda brindar un alivio al alma humana. Si fuera católico me estaría planteando mi pertenencia a un credo corrompido hasta la médula e hipócrita hasta las bases. Por momentos acudo a mis vagos y escasos conocimientos de historia y recuerdo a Juan pablo ll pidiendo disculpas por la inquisición de hace ya quinientos años y solo se me cruza una pregunta: ¿Por qué pedirán disculpas dentro de quinientos años la religión católica?



Sabes que pienso una y otra vez en las palabras que conocí a través de Al Gore: "Hay buenas personas que se dedican a la política en todos los partidos que se niegan a enfrentarse a este asunto, por que si lo admitieran y lo reconocieran no podrían evitar la obligación moral de intentar realizar cambios importantes". Creo que si nos permitiéramos admitir y reconocer el mundo que nos rodea no nos cabría tomar otra actitud que no fuera la de responder a su llamado de auxilio que este nos esta enviando. Pero seguimos cómodos en nuestros trabajos, con nuestros autos, nuestras computadoras, con nuestra telefonía que simula comunicación, con nuestra TV satelital que simula esparcimiento e información, comemos un asado y reímos, nos emocionamos y lloramos por nuestros logros y mientras el dinero sacie nuestra narcotizante fiebre consumista así seguiremos adelante. Todo este bienestar debería servirnos para poder pensar y obrar de una manera activa en la solución de los problemas de los desafortunados. Ojala los hospitales, orfanatos, geriátricos, comedores comunitarios se llenaran de tanta gente para estas fiestas como se llenan los shopping. Tampoco creo que todo este bienestar sea maligno, sino que lo usamos para sepultar hasta el último atisbo de conciencia y discernimiento que nos pueda embargar. Toda esta seudo bonhomía nos sirve de mascara para no ver la realidad. No tenemos un proyecto como sociedad, mucho menos como raza. Nuestro destino solo esta en cumplir los cánones que la sociedad impone sin ni siquiera cuestionar su origen y actualidad. Es por ello que mi deseo es de salud y de amor para con vos, pero no de paz. Hay gente en este mundo que sufre nuestra paz y creo que deberíamos estar en guerra con nuestra falta de conciencia por esta situación. Deberíamos estar en guerra contra la indiferencia. Estamos narcotizados por el consumismo tanto material como espiritual. No es que te endilgue una falta de conciencia a nivel personal sino que a nivel social no se refleja y eso es harto preocupante.

Siempre hemos estado en hemiciclos antagónicos es por ello que cuando uno de nosotros vivía algo el otro lo sentía y trataba de comprenderlo. Creo que hemos vivido lo mismo en distintos tiempos. Como dejas en claro en tu mail, amor, paz, salud, amistad, libertad son palabras inmensas con las cuales nuestro idioma nos ha bendecido para poder hacer una síntesis de sentimientos tan inconmensurables. Trata de entender que dentro de mis deseos, no para estas fiestas sino para tu vida en cualquier fecha, estarán siempre presentes el amor y la salud, pero no la paz. Lejos estoy, y esto lo sé muy dentro mío, de ser pesimista. Es mi visión del panorama que nos rodea y creo firmemente que los cambios son posibles. Creo que si toda mi vida puede llegar a servir para cambiar un grano de arena de lugar mi existencia habrá sido ampliamente justificada. Es por ello que de tus deseos para conmigo hoy tomo el amor y la salud pero he de rechazar la paz y dejarla reservada tal vez para cuando sea mas viejo (si tal cosa sucede). Nuestro espíritu debe estar en guerra contra el sedentarismo de la conciencia y el bestial consumismo que es lo más similar que he visto a la figura del demonio. No solo se esta en guerra con un arma en la mano. No quiero ser feliz si por serlo he de ser ciego. Prefiero el caos en mi espíritu, la tristeza y el dolor, no así la soledad, que mantiene mi alma lucida aunque sea por algunos momentos. Un abrazo enorme y nos vemos pronto. Chino.




el chunkano

'vooolveeeer....con la frente marchita'

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