lunes, 18 de febrero de 2008

¿Quienes Somos?

Creo que vale la pena que nos preguntemos:




¿Quienes somos?
¿Somos argentinos?
¿No es este nuestro lugar de origen, donde nacimos?
¿Somos padres, madres, hijos?
¿No es ese es el papel que nos toca desempeñar en el grupo familiar?
¿Somos médicos, arquitectos, albañiles?
¿No es eso lo que hacemos para procurar nuestro sustento?
¿Somos radicales, peronistas o librepensadores?
¿No son esas nuestras ideas políticas?
¿Somos bosteros, gallinas o cuervos, tumbas o lobos?
¿No es esa nuestra simpatía por un equipo de fútbol?
¿Somos gordos o flacos?
¿No es esa nuestra contextura física?
¿Somos blancos, aborigenes o negros?
¿No son esas nuestras razas?
¿Somos cultos o ignorantes?
¿No son esos nuestros niveles de estudio?
¿Somos ricos o pobres?
¿No es esa nuestra situación económico-social?
¿Somos hombres o mujeres?
¿No es esa nuestra identidad sexual?
¿Somos personas honradas o delincuentes?
¿No determina esta condición nuestro apego a las leyes?
¿Somos nuestros aciertos o fracasos?
¿No es eso algo que le atañe al destino mismo?
Quizás la pregunta debiera ir más lejos. Recuerdo a Carl Sagan diciendo que somos polvo de estrellas. ¿No es eso de lo que estamos hechos?.




Nuestro origen histórico data de hace quinientos años atrás cuando Colón reclutó convictos, reos, oportunistas, gente que, habiendo sido condenada se le otorgaba un perdón a cambio de embarcarse en una travesía. Gente que no tenia nada que perder pero tampoco tenia esperanzas. Pregunto: ¿Somos, como nación hijos de saqueadores, genocidas y ladrones, aquellos que venían en las carabelas de colón?, ¿O tal vez somos hijos de inmigrantes europeos despojados de su tierra, su familia, su trabajo por las guerras?, ¿Somos hijos de esta gente que dejó de lado el pesimismo para darle paso a la esperanza de un nuevo amanecer?, ¿Entendieron ellos que el pesimismo era un lujo que no se podían dar en tiempos tan difíciles?. O tal vez por nuestras venas aun corre sangre aborigen. Esa sangre injustamente derramada hace cinco siglos por uno de los mas grandes genocidios ocurridos que históricamente se lo llama “colonizacion de america”. Esa sangre derramada por sarmiento en su maldita conquista del desierto históricamente aceptada ante la disyuntiva de “civilizacion o barbarie”. Esa sangre hoy derramada por nuestra indiferencia. La sangre de estos aguerridos pueblos aborigenes tal vez hoy vuelven mas espesa la nuestra. Toda esta divagación tiene solo un objetivo: Comenzar a preguntarnos seriamente quienes somos verdaderamente.

Creo que uno de los principales males que tenemos como sociedad es un pensamiento egoísta, unitario, apático y hasta indiferente. Otro es nuestra falta de identidad como nación. Ambos rasgos se concatenan en un punto: nuestro gobierno. No hablo de la identidad del mate, el asado, el Che Guevara y el dulce de leche. Hablo de rasgos de identidad más determinantes a mi parecer como lo son nuestros actos y desiciones. Si vinieran y nos preguntaran cuál es nuestro proyecto como nación, como pueblo: ¿qué responderíamos?, ¿qué es lo que queremos como pueblo? ¿les diríamos que estamos por inaugurar una estatua?, ¿que estamos haciendo un plan de bacheo?, ¿que licitamos el arreglo de las rutas?, ¿que este año pusimos lomos de burro? Hablo de un proyecto integral. Un sistema de acciones que aplicado al gobierno repercuta en el bienestar aún de nuestros nietos. No hablo de cambios coyunturales sino de cambios de raíz, esos que solo se pueden dar a través de la educación. ¿Hasta cuándo la educación será beneficio de unos pocos y no un derecho de todos?, ¿Hasta cuándo lo urgente va a dejar de lado lo importante?, ¿Hasta cuándo los partidos políticos van a presentar proyectos de gobierno con fecha de vencimiento de cuatro años?, ¿Cuándo los partidos políticos van a presentar proyectos de gobierno verdaderamente sustentables?, ¿Hasta cuándo van a comprar nuestro voto usando el hambre, recurriendo al clientelismo político y las dádivas preelectorales?, ¿Hasta cuándo nos van a sofocar la poca dignidad que nos queda?, ¿Hasta cuando?......

Si, los partidos políticos. Los principales responsables por acción u omisión de esta falta de proyectos. No eximo de responsabilidad al pueblo en esta situación, sino que digo que mientras el panadero amasa, el carpintero construye y el almacenero vende, el político debería planificar una acción de gobierno en beneficio de todos aquellos que no ocupamos un cargo; que aportamos “desde el llano” (frase política si las hay). No me siento bién al explicar cosas que no afloran a la luz del conocimiento sino a la luz del sentido común por que el sentido común nos tendría que ser común a todos. Pocos obreros de este país han terminado apenas un bachillerato, si es que no están haciendo el enorme sacrificio de cursarlo de manera nocturna. La mayoría de los integrantes de la clase política son abogados o doctores, arquitectos o ingenieros, son gente instruida o por lo menos capacitada. Es por eso que no me permito pensar ni por un minuto que sus acciones carecen del conocimiento de las consecuencias. Tampoco permito que deslinden responsabilidades exusandose en el desmanejo de anteriores gestiones de gobierno o en una oposicion ferrea. Sin llegar a pensar que en sus desempeños existe la malicia, debo pensar que hay cierta somnolencia en sus actos. Y en esto los argentinos tenemos experiencia. No seamos estúpidos. Tanto el pueblo como sus dirigentes debemos despertar. Cuando digo estúpidos espero que no se lo tome como un insulto. En palabras de Miguel de Unamuno, cuando te digo estúpido no te estoy insultando, te estoy describiendo. Nuestra indiferencia a llegado a un punto tal que los números son solo eso, números. Detrás de ellos, los números, se esconden realidades que no queremos ver. En nuestro país, el índice de pobreza, el de desocupación, el de inflación son dibujados al antojo de los gobiernos de turno. Detrás de estos números hay personas que están sufriendo los flagelos de nuestra apatía como tales índices así lo demuestran. Para esas personas no es ningún éxito rotundo el haber bajado un punto el nivel pobreza. Para esas personas las soluciones tienen que tener un carácter de urgencia. Para esas personas que siguen incluídas en el problema y no en la solución. Dice Al Gore en un documental "La verdad incomoda" refiriendose al problema ecológico mundial pero que se puede hacer extensivo a nuestra realidad como país: "Hay buenas personas que se dedican a la política en todos los partidos que se niegan a enfrentarse a este asunto, por que si lo admitieran y lo reconocieran no podrían evitar la obligación moral de intentar realizar cambios importantes". Recordemos días atrás la ola de frío que azotó nuestro país. Mientras nevaba festejábamos el fenómeno meteorológico sin pensar que había gente en la calle que no tiene techo. Muchos de ellos murieron ante la mirada indiferente de un pueblo que los descarta, y los medios periodísticos que van en busca de la noticia espectacular y no de la información dijeron: ¡que barbaridad! (Susanita de Mafalda), y luego siguieron con su show como si nada. Si hasta escuche decir a una entrevistada idioteces como: “Yo lo conocía, dormía en el parque, pobre hombre, ¿Cómo pudo pasarle esto? Tal vez nuestro proyecto como nación sea: “sálvese quien pueda”.

Uno de los dogmas vertebrales del capitalismo dicta que todos tenemos la oportunidad de llegar a nuestras metas. Lo que no dice este dogma es que no todos poseemos las mismas herramientas para alcanzar los objetivos, y que esta sociedad sólo reconoce a aquellos que llegaron, los “triunfadores”. Basta como ejemplo burdo de nuestra idiosincrasia una final de fútbol jugada unos días atrás que ya nadie recuerda. Tal vez, si hubiéramos ganado habríamos festejado el triunfo como nuestro. Pero la derrota fue del equipo. ¿Qué futuro le espera a una sociedad que solo asimila sus triunfos y coloca un manto de piedad sobre sus derrotas?. Se puede presuponer que quién hace este comentario no es argentino. Pero no. Precisamente porque lo soy es que me duele tanto la sinrazón de nuestros actos. Pues, como pueblo, sólo nos queda reservado el poder del sable de nuestras palabras y todo nuestro dolor. ¿Cuándo dejaremos de tomar a la política como un partido de fútbol? A mi entender todos somos parte de esta decadencia, pero también todos somos parte de la solución.

En la política no debiera haber ganadores o perdedores; vencedores o vencidos. Si dicha situación así se manifiesta ¿dónde quedan los ideales democráticos que nos otorgan a todos los mismos derechos y obligaciones?, ¿dónde queda el respeto hacía nuestra constitución?. Dicha disgregación, donde unos tienen el poder, otros se benefician del mismo a cambio de su silencio, y otros lo sufren, ¿puede llamarse democracia?. ¿No va siendo hora que nadie pierda al final de un proceso eleccionario?. Tenemos que llegar a comprender que nuestra nación, provincia o ciudad funcionan como un cuerpo. De poco sirve estar bién del corazón si tenemos un tumor en el cerebro. La clase política deben caer en la cuenta de que la idiotización del pueblo le sirve solamente a pequeños grupos de poder extranjeros y locales, que en la mayoría de los casos condicionan candidatos y presionan sobre los partidos políticos más numerosos en su propio beneficio. Debe instruirse al pueblo de manera cabal para que el pueblo este en una completa libertad de elegir. Libertad que se obtiene solo atravez del conocimiento y la educación. ¿Que tipo de libertad es aquella que se puede comprar con dadivas, con un bolson, unas chapas o con la promesa de no perder el trabajo?. Debe comprenderse que al principio de una elección existen diversas ideas y tendencias políticas y sociales que se pregonan y manifiestan de manera dispar durante el período eleccionario. Pero una vez concluído el mismo ha de saberse que no ha triunfado una determinada propuesta sino que el pueblo ha dictaminado una nueva voluntad, una que no estaba presente en ninguno de los partidos en su totalidad, que no era la plataforma de nadie. El número de sufragios sólo ha de decirnos quién va a presidir el gobierno, y no por ello se debe descartar el aporte de los partidos políticos con inferioridad de votos, ya que en ellos descansa también parte de la voluntad del pueblo. Lejos estoy de creer que la voluntad suprema de un pueblo yace solamente en la mayoria. Dichos partidos tienen la importante misión de controlar, auditar y ejercer una oposición madura al gobierno de turno, como así también presentar proyectos de gobierno y tener una visión objetiva de lo que acontece. Lejos estoy de creer que es una obviedad este comentario en un país donde existe una seudoposición, o donde por lo menos la oposición no toma forma política ni se encuentra institucionalmente representada. Detrás de la bandera de “partido opositor” muchas veces se cae en el error de denostar cualquier acción de gobierno, sea esta buena o mala y de tomarse unas vacaciones de cuatro años hasta el próximo proceso eleccionario. De esta manera cualquier proyecto de gobierno tiene un destino trunco. Debemos recordar que a pesar de tener distintas metodologías en la concresión de éstos proyectos el objetivo como pueblo sigue, o mejor dicho, tiene que seguir siendo el mismo. En pocas palabras todos formamos parte de un equipo que debe patear hacia el mismo arco.

En este país los partidos políticos sacan número y esperan su turno de llegar al poder y hacer un indigno usufructo de él. Violan de manera obcena la sagrada voluntad del pueblo esperanzado en un futuro venturoso y nosotros, si nosotros, permanecemos impavidos ante tamaña violacion de nuestra voluntad. Sea cual sea nuestra ideología política debemos asistir a la refundación de los partidos, en donde los objetivos sean comunes a todos, las ideas nazcan del concenso del pueblo, la política recupere su credibilidad a fuerza de honestidad (¿se han puesto a meditar que piensa un joven de la clase política actual?), y sobre todas las cosas, donde el bienestar y la felicidad del ser humano sea el principio y el fin de una obra de gobierno. Esa es la más legítima voluntad del pueblo en su totalidad, creo yo. Pues si triunfa la voluntad de un determinado partido político por mayoría, sólo ganan sus votantes y no el pueblo en su conjunto. Basta de silencios, basta de no hablar de política, basta de tener miedo de decir por quién votamos y por quién no. Basta de absurdas rivalidades. Salgamos de nuestro entorno y digamos cuáles son nuestras ideas y fundamentémoslas, que no sean meramente pareceres. No seamos cobardes y andemos esperando tiempos mejores para nuestra acción, el tiempo es ahora. Nos animemos a creer en un sueño por mas utópico que este paresca. Lo utópico seguira siendo utópico en tanto y en cuanto no tomemos los sueños como una realidad de nuestras vidas. ¿Qué somos sino un sueño antes de ser?. No nos comamos el pesimismo de nuestros mayores que creen que nada se puede hacer. Que te dicen: “desde que yo era chico esto era así y va a seguir siendo así”, frase que intentan disfrazar a la luz de su experiencia como realista pero que no esconde otra cosa que sus amargas derrotas personales. Hoy la revolucion debe plasmarse principalmenete en el ambito educativo reformulando desde la raíz programas y contenidos. Debe tenerse en cuenta al momento de estos cambios al ser humano como punto de partida y supremo objetivo de la acción educativa. En este ambito no han de servirnos los porcentajes, debemos estar incluidos todos, absolutamente todos. Si pensamos que la solución ha de partir de una cabeza iluminada estamos equivocados. La impotencia que nos domina a nivel personal deja de ser tal cuando nuestra acción pasa a ser social. Nadie es dueño de la solución, sino que lo somos todos. Recordemos que los candidatos lejos están de ser magos, y que si algún poder tienen es el que le entregamos en los comicios. No le demos más espacio a tanto político deshonesto que se aprovecha de nuestro silencio y desconocimiento para hacer oír únicamente su voz. Las más atroces injusticias cometidas por la humanidad estuvieron hechas a base de silencios y en ese ámbito los argentinos tambien tenemos una amplia experiencia. Basta de tener miedo a la confrontación. La base de la evolución de la raza humana se encuentra en el caos, en la discrepancia, en la discusión, en la diversidad de ideas y opiniones. No le pongamos a las ideas u opiniones rótulos (acertadas, desacertadas; buenas o malas; etc.), no hay opiniones chicas o grandes, las opiniones son solo eso, opiniones que representan nuestro contexto de vida, por lo tanto nuestras urgencias y nuestras vicisitudes. Somos nuestras virtudes como así también nuestras miserias. Toda cura de una enfermedad parte del reconocimiento de la misma, como así también el crecimiento de un país empieza por haber reconocido y asumido su realidad. El diagnóstico lo debemos hacer entre todos y no dejarlo en manos de delirantes alunados que se creen dueños de la verdad de un pueblo y también allí tenemos nuestra experiencia. Nuestro proyecto como país debe nacer de la suma de ideas, opiniones, contradicciones y voluntades. He aquí donde se encuentra nuestra identidad, quienes somos. Nuestro compromiso como pueblo es urgente.

Tal vez somos los hijos de los piratas que venían en las carabelas de Colón, o somos hijos de esos inmigrantes sacrificados que no se permitieron por un instante una gota de pesimismo en sus frentes. O de aquellos pueblos aborígenes habitantes originarios de esta tierra que siguen pugnando por justicia desde su diezmada presencia. Dice Bertold Brecht en una de sus frases mas afamadas y de la cual me he apropiado en estos días: "Hay hombres que luchan un día y son buenos, otros luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero están los que luchan toda la vida, y esos son los imprescindibles". Nuestra escencia como pais esta signada por la lucha cotidiana. Tal vez en ese acorde este resumida la música de nuestra identidad social, lo que somos y los que queremos para nuestras generaciones venideras. En pocas palabras: es todo lo que hace a nuestra identidad, y a este punto quería llegar. ¿Quiénes somos?. Mi opinión es que somos argentinos, padres, madres, hijos, médicos, arquitectos, albañiles, maestros, obreros de changas, desocupados, somos radicales, peronistas, izquierdistas, librepensadores; bosteros, gallinas y cuervos, tombas y lobos (de Godoy Cruz y Gimnasia de Jujuy, respectivam.); somos gordos, flacos; blancos, negros, indios; sabios e ignorantes; somos hombres, mujeres; honrados y delincuentes; somos nuestros aciertos y nuestros fracasos; somos el problema pero también la solución; somos todo esto y más. Y, por supuesto, como decía Carl Sagan: también somos polvo de estrellas.

O tal vez somos mucho más que polvo de estrellas, somos en cierta medida más maravillosos que las estrellas mismas.


el chunkano


'vooolveeeer....con la frente marchita'

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