miércoles, 5 de marzo de 2008

Las grandes mentiras de la democracia.


Despertemos y digamos al mundo. El hecho de que algunos sean sordos no significa que nosotros seamos mudos.


Me parece que existen grandes mentiras que nos permitimos como sociedad para no sufrir. No sufrir el peso de la responsabilidad de corregir una determinada situación o la culpa por no haberlo hecho. Existen grandes hipocresías de las que todos somos parte por actuación o por expectación. Esto es una costumbre muy propia de nuestra idiosincrasia como argentinos. Si tal cosa existe; cualquier comentario, opinión, artículo, argumentación debe ser inmediatamente enmarcada en un contexto determinado para que tenga una real valía y una clasificación inmediata. Para dar un ejemplo: cuando alguien se pronuncia en forma favorable con respecto a una determinada situación inmediatamente se le atribuye que puede salir favorecido de dicha situación con su comentario y automáticamente se gana como enemigos a todos aquellos que no concuerden con su parecer. Esto nos deja entrever que cualquier opinión esta teñida del partidismo propio del fanatismo, por lo tanto careciente del valor y el peso de la objetividad. Cuando hablo de objetividad no me refiero a estar por fuera de una determinada problemática si no a tener un punto de vista aplomado, comprometido y concienzudo dentro de la acción. Si usted es de las personas que enmarcan las opiniones en contextos no desperdicie su tiempo en seguir leyendo. No pretendo defenestrar ni idolatrar a nadie, solo quiero opinar.

Tenemos que entender como sociedad que si realmente queremos un futuro debemos participar todos, es decir, nuestras opiniones son todas necesarias, hasta la opinión de aquellas personas que dejaron de leer unas líneas arriba por mi desaliento. No tengamos miedo de opinar distinto, si tengamos temor de no opinar. Basta de silencios, dejemos esas épocas nefastas atrás. Acostumbrémonos a disentir y concordar. Devolvamos a la palabra su verdadero lugar en nuestras vidas. Ellas, las palabras, tienden puentes entre todos nosotros para que nos conozcamos.


Si todavía seguimos juntos unidos por este puente palabras te cuento lo que me preocupa. Pienso que somos una sociedad que no valoramos la libertad de expresión y que nos asusta disentir con nuestros semejantes. Una opinión contraria o ajena a nuestro parecer se transforma en una opinión que atenta contra nuestra persona, por lo tanto peligrosa. Una opinión contraria a la nuestra inmediatamente califica de forma desfavorable a la persona que la dijo. Concebimos la pluralidad de ideas en tanto y en cuanto esas ideas estén en comunión con nuestro parecer. En lo utópico de los sueños ¿quien no se ilusiono alguna vez con tener el poder de torcer el destino del los seres humanos a su antojo usando como única herramienta de juicio su parecer, la voluntad de su mente? Sea que en esa ilusión uno haya querido hacer todo el bien o todo el mal seria igualmente peligroso en ambos casos. Los regimenes totalitarios más aberrantes del mundo están atiborrados de esta manera de pensar. Atiborrados de gente que soñaba con brindarnos en su soberbia algún tipo de bienestar que nunca nos llegó. El disparador de esta reflexión es el comportamiento de nuestra sociedad y de sus partidos políticos. Debemos entender que nuestra sociedad no es partido de fútbol donde uno gana y el otro pierde. Entendamos que debemos ganar todos sino no es un triunfo. Esto me lleva al primer punto de las grandes mentiras de la democracia:

“La voz del pueblo es la voz de la mayoría”.

Mi aseveración de que esto es una mentira queda en evidencia simplemente con observar en periodos de elecciones como se agilizan las dadivas, la entrega de planes sociales, la entrega de puestos de trabajo y hasta los muertos votan. Cuando terminan los escrutinios y nos encontramos en el partido que ha perdido acusamos a nuestro opositor de fraude y en el fondo nos lamentamos no haber cometido mas hechos ilícitos que ellos por que así hubiéramos triunfado. Los triunfadores no son los partidos políticos si no su poderío económico tirando por el piso cualquier atisbo de pensamiento independiente que podamos tener. Van a buscarnos a nuestras propias casas para que votemos y tantos otros sinónimos de corrupción de los cuales esgrimimos comentarios de espanto pero no nos hacemos la verdadera pregunta: con todo este cáncer social ¿la voz del pueblo es la voz de la mayoría?, ¿Por quien votaríamos si no estuviéramos sobornados por las dadivas del poder para torcer nuestra voluntad? Esto nos lleva a la segunda mentira:

“Elecciones libres”

¿Somos realmente libres en el momento de emitir nuestro voto? Si entramos a un supermercado y nos encontramos con que hay una sola marca de vinos: ¿Somos realmente libres de elegir el vino que queremos tomar? En mi opinion no somos libres de elegir por que no tenemos opción. Si aparece alguien que compara esta época con la del proceso militar es obvio que nos sentimos mas libres ahora. Ahora si yo quisiera votar a alguien que al llegar al poder nos representara a todos, ¿Cuál seria mi opción? Particularmente no creo que haya nadie que represente a todo el pueblo. No hablo de una persona que opine y piense igual que yo sino alguien que a pesar de concordancias y disparidades pueda representarme. El gobernante de turno debe saber que existe disparidad en las ideas pero ha de saber también que debe existir una comunión con el pueblo en las dediciones de gobierno. Su decisión de gobierno ha de representar a todo el pueblo y no a su partido por que el proceso eleccionario termino con el escrutinio definitivo. La única libertad que realmente poseemos es votar lo que hay. Recuerdo que un amigo me contó como son las elecciones en Alemania. Detrás de cada candidato existen una suma de voluntades, al caso no importa cuantas, que apoyan un determinado proyecto de gobierno. En la etapa preelectoral cada candidato hace su propuesta de gobierno y como la va a llevar a cabo. En nuestro país la presentación de ideas y proyectos queda relegada a un segundo plano por parte de los partidos políticos siendo la plataforma de gobierno el constante desprestigio de su oponente y un show mediático vomitivo apoyado por supuesto por las dadivas en periodos eleccionarios antes descriptas. ¿Dónde queda la soberanía del pueblo y su libertad? Luego de terminadas las elecciones en Alemania se procede al recuento de votos lo que arroja un partido vencedor. Este partido vencedor tiene la oportunidad de llevar su plan de gobierno adelante pero fuertemente auditado y controlado por los partidos minoritarios, que realizan alianzas entre si para tener el poder suficiente para realizar dicho control. En un sistema como este realmente se encuentra representado el pueblo, por que hayamos votado o no al partido vencedor seguiremos teniendo representatividad, voz y voto en el gobierno. Nuestra voz no debe ser callada por más que no militemos en el partido gobernante. En nuestro país terminadas las elecciones el partido dominante dueño de la mayoría hace y deshace a su gusto y, en el mejor de los casos, dejan de lado las voluntades que representan los partidos minoritarios si no es que los ningunean haciendo alarde de poder. En un sistema como este muchos no nos sentimos representados. En nuestro país existe una libertad de mercado de voluntades donde cada voto tiene un precio negociable. El gobierno, jugando con las necesidades del pueblo le quita todo prestigio a la palabra libertad. No quiero tener que irme ha vivir a otro pais por que no puedo vivir en el mio. Yo amo a mi tierra y sus costumbres y amo a su gente, sus paisajes y tanta cosas buenas que tenemos los argentinos. Pero tenemos que entender que no podemos vivir a contramano del mundo. Los cambios se daran cuando así lo querramos todos. No basta con cambiar una cara en el gobierno si el que viene se ve forzado (o no), para sobrevivir en su cargo a cometer las mismas atrocidades que cometió su antecesor. Por todo esto a mi no me hablen de elecciones libres mas bien digan que tenemos la libertad de resignarnos. No me hablen de un pueblo soberano, si hablen de partidos políticos y gobiernos plenipotenciarios titiriteros de nuestras voluntades. No me digan que ha triunfado la democracia, digan que cayó rendida a los pies del capitalismo.


“En estas elecciones ha triunfado la democracia”

De todas las mentiras antes esgrimidas ésta es la mas vomitiva, asquerosa y nauseabunda. Busque el significado de la palabra democracia en el diccionario y esto figura: Doctrina favorable a la intervención del pueblo en gobierno -II- Predominio del pueblo en gobierno político del estado. Creo que debo estar muy ciego entonces pero que alguien me diga que éste es el gobierno del pueblo. Yo no comprendo por momentos que tipo de anestesia o narcotizante nos han suministrado que asistimos impávidos al vaciamiento de nuestras mentes. Hoy son importantes cosas como los números de rating, el programa de Marcelo, la novela de la tarde, las estadísticas, que si tal político sale con tal vedette, que si Messi va a jugar en las eliminatorias, que el yogur para el tránsito lento y así seguimos sumidos en esta marejada mierda. Recuerdo haber leído una revista llamada “caras y caretas” donde había un artículo sobre la noche de los bastones largos. Dicho artículo estaba ilustrado con fotos de los estudiantes y gremialistas de aquella época. Los estudiantes tenían en sus miradas tallada la sed de conocimiento y todo tiempo les era poco para seguir aprendiendo. Con esa generación acabaron las bestias represoras. Esa generación, si aún estuvieran vivos o se hubieran quedado en nuestro país serían, hoy, la clase gobernante. Los gremialistas eran elegidos por los trabajadores y nunca se hubieran sentado a la mesa del gobierno para otra cosa que no fuera pelear por los derechos de los mismos. No existían los Moyanos ni los DeLia. La operación judas se cobro la vida del dirigente metalúrgico Augusto Timoteo Vandor por los paros reiterados y planes de lucha en contra del gobierno de Ilia allá por 1969. Muy lejos estoy de creer que en las elecciones en nuestro país triunfa la democracia. Para colmo de males no soy el único que cree esto y tampoco mi descreimiento es algo novedoso.

Mi propuesta es sencilla: como pueblo, como sociedad empecemos a vivir una verdadera democracia. No ganemos ni perdamos, participemos y opinemos. Es el único camino que alcanzo a vislumbrar para salir adelante. Todos somos dueños de una partecita de la solución. Espero que el parecer vertido en estas líneas no sea tomado como un acto de verborrágica soberbia sino como un afán incontenible de comunicarme. No me mueve ningún rencor ni partidismo al escribir estas líneas solo el deseo, la pasión de que nos descubramos mañana en un país fruto de la unión de nuestras voces, de todas aquellas que nacen de nuestros corazones, dejando oír cada una su propio sonido, su propia nota, su propia música.

el chunkano

'vooolveeeer....con la frente marchita'

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